lunes, abril 29, 2024
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El debate sobre la reforma de la seguridad europea evidencia la división en la OSCE

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La propuesta fue acogida con división de opiniones, algo que se constataba en las intervenciones de los jefes de las delegaciones, que dejaron ver que gran parte de los países de Europa del Este, EEUU y Reino Unido acogían la idea con cautela y reservas, mientras que eran favorables Francia, Alemania, Italia y España, entre otros.

El jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, defendió durante su intervención la idea de una reflexión sobre cómo «desarrollar más el sistema de seguridad europeo», mientras que Miguel Ángel Moratinos, titular de Exteriores de España, pidió una conferencia para «construir la OSCE del siglo XXI».

«La consideración de nuevas ideas no nos deben distraer de nuestro compromiso de aplicar los principios fundadores de la OSCE», indicó por el contrario el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de EEUU, William Burns, quien dijo a los delegados que se debe potenciar «la arquitectura de seguridad que tenemos».

«No necesitamos nuevas instituciones para solucionar las cosas», declaró tajante en la reunión el ministro holandés de Exteriores, Maxime Verhagen- «sino más voluntad política».

El finlandés Alexander Stubb, presidente de turno de la OSCE, aseguró a los periodistas que durante las conversaciones en el almuerzo de trabajo los participantes estuvieron «abiertos a la idea» de la reforma de la seguridad europea que esbozó el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov. «A esta altura del debate hay más preguntas que respuestas», agregó Stubb, recalcando que es una idea «en una fase muy temprana» y que aún no se tiene «nada concreto sobre la mesa». «Muchos de nosotros estamos satisfechos con el actual sistema de seguridad, con la ONU, la OTAN y la OSCE, pero hay otros que consideran que ha de haber un debate claro sobre su futuro», explicó Stubb sobre las divergencias.

Discrepancias

El presidente de la OSCE también explicó que existen «discrepancias» sobre la fecha y el contenido de la reunión sobre seguridad en el Viejo Continente, cuyos promotores esperan que se celebre en el 2009. «Muchos de los miembros consideran que antes de que se organice una cumbre debemos estar seguros sobre qué es exactamente lo que vamos a discutir», precisó Stubb. «Hemos discutido el futuro de la seguridad europea en un ambiente de amistad, de forma abierta y franca», resumió.

Las divisiones internas en la OSCE, sobre todo las diferencias entre los países occidentales con Rusia, han impedido desde el 2002 la adopción de un documento final a la conclusión de las reuniones ministeriales anuales. Las decisiones en la OSCE se toman por unanimidad, por lo que suele ser muy complicado lograr el consenso.

Moscú ha venido repitiendo que la organización no es neutral y la tacha de instrumento de los países occidentales para aumentar su influencia en el espacio ex soviético.

Las diferencias se han incrementado más aún en los últimos años, con la autoproclamada independencia de Kosovo, respaldada por occidente y rechazada por Rusia y Serbia, o la idea del escudo antimisiles estadounidense en Polonia y República Checa, antiguos países del Pacto de Varsovia. A ello se unió el conflicto entre Georgia y Rusia sobre las regiones secesionistas de Osetia del Sur y Abjasia, que fue el detonante del debate sobre seguridad que ocupa a los ministros de la OSCE, y la discusión sobre la inclusión de Ucrania y Georgia a la OTAN, que el Kremlin rechaza.

En esta situación, la Presidencia finlandesa apeló al «espíritu de Helsinki», en referencia al proceso que arrancó en 1975 y que llevó al deshielo entre EEUU y la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Este jueves está previsto que intervenga Lavrov y que dé algunos detalles sobre la propuesta de Rusia para la seguridad europea.

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