Montenegro gana sin mayoría y Chega sacude el sistema político portugués

Este nuevo escenario político se produce tras la caída del Gobierno anterior, liderado también por Montenegro, quien había accedido al cargo apenas 14 meses antes. El Ejecutivo fue tumbado en marzo tras perder una moción de confianza provocada por una controversia relacionada con los negocios familiares del primer ministro, ahora gestionados por sus hijos.
Durante la celebración de la victoria, Montenegro interpretó el resultado como una muestra del deseo de estabilidad por parte del electorado: "Es un voto de confianza que demuestra que los portugueses no quieren más elecciones anticipadas, quieren una legislatura de cuatro años".
Chega irrumpe con fuerza y empata con los socialistas
Ventura declara el "fin del bipartidismo" en Portugal
La gran sorpresa de la noche electoral fue el ascenso de la ultraderecha. Chega, el partido liderado por André Ventura, obtuvo un 22,56% de los votos y 58 escaños, empatando con el Partido Socialista (PS) de Pedro Nuno Santos, que logró un 23,38% y el mismo número de representantes parlamentarios.
Ventura no tardó en proclamar una victoria simbólica. "Podemos declarar oficialmente que acabó el bipartidismo", afirmó, señalando el final de una estructura política que, según él, dominaba desde la Revolución de los Claveles en 1974. "Chega es el futuro del Gobierno de Portugal", sentenció, entre acusaciones a los sondeos de haber manipulado sus previsiones.
Los resultados superaron las expectativas de los analistas y evidenciaron la creciente fractura del sistema político luso, que tradicionalmente ha oscilado entre el PS y el Partido Socialdemócrata.
El Partido Socialista en caída libre y en busca de liderazgo
Nuno Santos se aparta tras la debacle electoral
Pedro Nuno Santos, líder del PS y sucesor de António Costa, asumió la derrota y anunció que no se presentará a la reelección dentro de su partido. “Son tiempos duros y difíciles para la izquierda, duros y difíciles para el Partido Socialista”, reconoció con gesto serio.
El dirigente socialista subrayó que hicieron una buena campaña, pero que no lograron el respaldo necesario. “El pueblo portugués ha hablado con claridad y nosotros, como a lo largo de nuestra historia, lo respetamos”, afirmó. Nuno Santos también criticó el papel del Gobierno de Montenegro en su corto mandato y lanzó una advertencia sobre el auge del discurso ultraderechista, que calificó de "más violento, agresivo y mentiroso".
Pactos en el aire y presión sobre Montenegro
A pesar de la victoria de la AD, el nuevo Gobierno aún no tiene garantizada la estabilidad. Montenegro no ha querido revelar si buscará pactos con otras fuerzas, como Iniciativa Liberal (IL), que logró el 5,53% de los votos y 9 escaños. Sobre la posibilidad de un acuerdo con Chega, el líder conservador evitó una respuesta directa: “No creo que haya más solución de Gobierno que la que se deriva de la voluntad libre, democrática y convencida del pueblo portugués”.
En el pasado, Montenegro rechazó colaborar con la extrema derecha, y aunque no mencionó a Chega por su nombre, insistió: “Ya hemos demostrado que tenemos palabra y que la cumpliremos”.
La presión es alta. Según la Constitución portuguesa, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, debe convocar consultas con los partidos y proponer al primer ministro, quien dispondrá de diez días para presentar su programa ante el Parlamento. La confianza se da por concedida salvo que una mayoría absoluta se oponga.
Los desafíos que hereda el nuevo Parlamento
Con una participación del 64,38% de los más de 10,8 millones de portugueses llamados a votar, las elecciones reflejan una ciudadanía movilizada, pero también dividida y desencantada.
El resultado deja una fotografía compleja; un Ejecutivo que se mantiene en el poder, pero sin una mayoría clara; una izquierda debilitada y una extrema derecha reforzada que reclama un papel protagonista. El desafío ahora será gobernar con eficacia en medio de un Parlamento más fragmentado y una sociedad cada vez más crítica y polarizada.