sábado, abril 27, 2024
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La ‘revancha personal’ de Lucía Etxebarría le cuesta 18.000 euros

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Ya dijo ella misma que nunca olvidaría su experiencia en el Campamento de verano, y, por si lo había olvidado ya, el Tribunal Supremo se lo ha vuelto a recordar, al confirma la condena de 18.000 euros que le impuso la Audiencia Provincial de Madrid. Lucía Etxebarría seguirá 'maldiciendo' el día en que aceptó entrar en el reality.

Su particular 'venganza' contra el mismo fue revelar datos íntimos de la directora del reality, a los que el Supremo ha calificado de comentarios «de revancha personal» que atacan su intimidad personal y familiar. Una versión muy diferente de la suya, que se limitaba a decir que lo que hacía correspondía al derecho a la libertad de expresión.

La Sala de lo Civil del alto tribunal ha desestimado el recurso interpuesto por la escritora que publicó en octubre de 2013 en su revista digital y posteriormente en las redes sociales que le había pagado a la directora de un programa de televisión en el que ella participó, un aborto en la clínica 'Dator' y que su marido llevaba años ingresado en un psiquiátrico de Barcelona y que su «supuesta amiga» andaba «metiéndose rayas, de juerga en juerga».

La Audiencia Provincial de Madrid la ha condenado por ello a abonarle 18.000 en concepto de responsabilidad civil por el daño moral causado por intromisión ilegítima en el honor y la intimidad de la mujer, así como que publique en las redes sociales la resolución. La sentencia concluye que no se pueden estimar los argumentos expuestos por Etxebarría (que argumentó que debía prevalecer el derecho a la libertad de información y que no se había identificado a la demandante) porque «no hay el menor atisbo de creación de una nueva realidad ni se aprecia ningún interés cultural relevante que justifique los ataques».

Según la misma, aunque no diga su nombre y apellidos sí que se puede identificar a la persona protagonista de sus críticas y que la condenada no dudó en traspasar el límite consistente en la adecuada proporcionalidad sirviéndose de expresiones «inequívocamente vejatorias» y revelando datos íntimos relacionados con su intimidad y la de su familia, «no era legítimo revelar datos íntimos y mucho menos frivolizar con algo tan grave como el consumo de drogas o la enfermedad mental de su esposo, de la que además se culpabiliza a la demandante, pues entonces lo que hay no es tanto crítica cuanto venganza o revancha puramente personales».

La escritora también había publicado que se le había engañado en cuanto a su labor como colaboradora en el reality y que la mujer que atacó a su vez le tildó de «loca», subrayando que «esta chica en apariencia banal, frívola… puede hundirle la vida a una mujer que le asistió cuando más lo necesitaba sin que le tiemble el pulso».

M. A.

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