lunes, mayo 6, 2024
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Glengarry Glen Ross

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es una historia en la que la realidad supera al teatro. Lo de siempre. Y es que los que se dedican al negocio inmobiliario son peores que los retratados por David Mamet en esta función. Y eso que su mirada está hecha sin ninguna conmiseración.

Esta obra es de 1983 y le supuso el premio Pulitzer en 1984. Tienen gracia que el contexto actual lo que cuenta y retrata es peor, más real, ahora que entonces.

La versión cinematográfica, una película de éxito es de 1992 y la dirigió David Foley. Hoy es una película de culto y Carlos Hipólito hace el papel que allí hizo Jack Lemmon y Gonzalo de Castro el papelón de Al Pacino.

,como toda obra de teatro que se precie, es un espejo de las relaciones humanas en tiempos de crisis, como ahora. Cuando el hombre se comporta como un lobo para el hombre.

La versión de la obra y la dirección es de Daniel Veronese que trabaja al servicio del texto, como debe ser y no siempre ocurre. Su trabajo ha sido hacer creíble la transición de los hechos a la realidad de la escena. Y también, sobre todo con los actores que están en escena, los contienen para evitar histrionismos. Por eso ellos actúan dicen las cosas que pasan desde dentro.

Carlos Hipólito está que se sale. Su diálogo del inicio de la representación entre coloquial y dramático, dicho de una manera entrecortada, fragmentada, sale natural y nos pone a todos en posición de lo que veremos a continuación.

Gonzalo de Castro está soberbio. Sobrao sin ninguna zona de descanso ni mácula en sus parlamentos en las que ejerce siempre de embaucador, de vendedor de humo, en agente inmobiliario en suma. Como si fuera un encantador de serpientes.

Ginés García Millán es el jefe de la oficina inmobiliaria, un hijo de puta muy hijo de puta. Su papel es inquietante.

Alberto Jiménez es un conspirador que embarca, lo intenta, a Andrés Herrera en un robo. Este se deja engatusar y lo pagará caro.

Alberto Iglesias, el policía parece (es) de verdad. En sus entradas a escena pidiendo la comparecencia de sospechosos en la sala de interrogatorios hace que la función avance, no se detenga, vaya rápido, como un suspiro hasta el final. Rompe los tiempos muertos.

dice que el ganador del concurso, el triunfador, es el peor espécimen del ser humano.

En el primer acto conocemos a los personajes por medio de una determinada situación, es decir mediante elipsis. Luego las parejas de dos actores van contado lo que pasa hasta llegar al final que resulta casi casi sorprendente y sobre todo inesperado.

Algunos de los personajes son taimados como Jorge Bosch y creyeron alguna vez que tenía amigos en el mundo.

es una buena obra de teatro, una buena función de teatro de texto, ago que siempre está bien en los tiempos que corren que todo se hace para que quede bonito y visual

Glengarry Glen Ross

De David Mamet

Dirección y versión de Daniel Veronese

Interpretes: Carlos Hipólito, Ginés García Millán, Alberto Jiménez, Andrés Herrera, Gonzalo de Castro, Jorge Boch, Alberto Iglesias.

Teatro Español de Madrid.

Hasta el día 17 de Enero.

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