La presentadora y actriz Marta Torné ha escrito su primera novela, presentada este martes 12 de abril en el Museo Chicote. ‘Marta y Rufus’ es una historia llena de ternura, amor y mucho sentido del humor, donde el yorkshire de la catalana y la propia Marta son los narradores.
– ¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?
Fue una mezcla de varias cosas. Por una parte, me estaba leyendo un libro donde el narrador era un perro. Y por otra, el libro se sitúa hace diez años en Madrid cuando compartía piso, y es cuando Rufus entró en mi vida. Una época en la que yo buscaba el amor, una etapa un poco loca. El chico con el que compartía piso se fue a trabajar fuera de España, y yo me quedé súper huérfana, como descolgada. Entonces me quedé un poco deprimida y comencé a mandarle mails rememorando nuestras mejores anécdotas. Estas conversaciones se convirtieron como en un diario. Entonces, todo el mundo me decía que por qué no hacía un libro, porque como trabajo en televisión, todo eso se podía aprovechar. Conocí a un editor que me dijo que le enviara lo que había escrito, me dio el visto bueno y nos pusimos a trabajar en ello. En total, unos dos años.
– Esta ha sido su primera novela. ¿Se plantea continuar con esta andadura literaria?
Yo creo que si funciona, encantada de seguir. Me encantaría hacer ‘Marta y Rufus en Barcelona’, o ‘Marta y Rufus en Londres’, o hacer la Ruta 66 con ‘Marta y Rufus’.
– En ‘Marta y Rufus’ habla de alguna que otra experiencia sentimental. ¿Dónde está el límite entre lo real y lo ficticio?
Hay más realidad que ficción. Es como un diario basado en historias que me han pasado, de las cuales casi un 90 por ciento es cierto. Sino no tendría tanta imaginación para decir todo lo que digo porque me ha pasado de todo lo que te puedas imaginar, y aun así me he cortado a la hora de plasmarlo en el libro.
– Antes del Rufus con el que está aquí, tuvo al Rufus protagonista de la novela, que falleció. ¿Ha habido más mascotas en su vida?
Siempre he tenido gatitos, aunque Rufus fue mi primer perro. Yo habría hecho el arca de Noé en mi casa, me traía todo lo que podía. De hecho, tuve una gata que duró 20 años, que la cogí de debajo de un coche con apenas semanas porque no tenía aún ni los ojos abiertos. La tuve escondida en casa hasta que al final nos la quedamos.
– ¿Se podría quedar con alguna?
De las de la infancia no me acuerdo demasiado. Creo que las mascotas son como los novios, es como que luego se te olvida. Con Rufus, y más de adulta, que era yo la propietaria y responsable de todo, porque con los gatitos tenía otro rol, creé un vínculo especial, por esa sensación de saber que dependía de mí.
– ¿Cómo está su corazón en estos momentos?
Tranquila, ahora mi vida es mucho más aburrida y relajada. Pero bueno, eso es algo lógico cuando van pasando los años. Todo este remolino de emociones, de ir y venir, como dice Carry Bradshaw en ‘Sex and the city’, que ella antes era una loca dando vueltas por Nueva York. Tengo esa sensación, de que todo está mucho más firme, tenga pareja o no.
– Continúa como presentadora en ‘Cámbiame’, que sigue cosechando muy buenas cuotas de audiencia. ¿Cuál cree que es la clave de este éxito?
Creo que en parte es que es de verdad, que no hay trampas, es algo en lo que me gusta insistir. Allí no tocamos nada, y eso que de la televisión te puedes creer más bien poco porque todo está manipulado. Además damos visibilidad a casos de gente que lo necesita, como homosexuales, transexuales. Por ejemplo, el otro día vinieron dos hermanos que estaban enamorados, un caso que podría ser tabú y que es bueno que la gente conozca.
– En el programa viven momentos muy emocionantes con las historias de las personas a las que transforman. ¿Cuándo llega a casa le resulta difícil desconectar de lo que pasa en plató?
Yo creo que llorar por tristeza no he llorado nunca, pero sí de emoción. Entonces me emociono porque veo casos de gente que es un ejemplo. Me quedo tocada, pero más que por un caso concreto, de darme cuenta de que hay gente que lo pasa muy mal.