domingo, mayo 5, 2024
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El tanga, en peligro de extinción

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Disgusto o sana alegría. La prenda más minúscula del mundo, el tanga, podría tener los días contados. Las preferencias femeninas parece que están cambiando, lo que ha hecho que sus ventas bajen considerablemente.

El que ha sembrado el pánico, sobre todo entre la población masculina fan del tanga, ha sido 'The New York Times', que ha revelado que cada vez se compran menos, al entender las mujeres que ya ha pasado de moda y que ahora es mucho más 'cool' la braga completa

El periódico se basaba en un estudio realizado por la compañía de estudios de mercado NPD Group, que señala que las ventas de las mini braguitas cayeron un 7 por ciento, mientras que las de otras prendas, que cubren más los glúteos como los 'boy shorts', han crecido un 17 por ciento.

Hace ya más de veinte años que este formato de ropa interior se convirtió en un artículo de gran relevancia en la cultura. Veinte años en los que el tanga no tuvo competencia entre las preferencias femeninas. Incluso muchas mujeres aún recuerdan la época de los “bragas de cuello vuelto” y se preguntan cómo pudieron vivir con semejante vestimenta interior

Precisamente estos 'boy shorts', junto a los mini bóxers y los 'ckeekinis' nacieron al hilo del éxito del tanga durante 20 años, pero mientras éste fue responsable del crecimiento y consolidación de marcas como la de Victoria’s Secret, que genera mas de 5.000 millones de euros al año y, según Business Insider, controla el 35 por ciento del mercado de la lencería femenina en los Estados Unidos, las otras no terminaron de triunfar.

Del estudio ha dado fe, como si fuera un buen notario, Erica Russo, la directora de moda del área de accesorios, cosméticos y artículos íntimos en Bloomingdale’s, que también habla de un “cambio en el modelo de negocio” y ratifica los datos anteriormente señalados.

¿Será el principio del fin del tanga? Dicen que todas las modas pasan, y que la de ahora, en la que no está en su mejor momento, podría dar paso con el tiempo a otra época mejor para una prenda que se masificó en los años noventa pero que nadie sabe a ciencia cierta cuando nació.

Investigadora alemana

Y es que poco se sabe sobre quién dio a conocer la minúscula pieza que en lugar de cubrir los glúteos los separaba con un mínimo fragmento de tela que corría entre ellos. Para unos fue el genovés Carlo Ficcardi quien lo inventó en Brasil, en 1974. Para otros, tiene casi 400 años.

Esta segunda teoría, investigada por una periodista alemana, nos remonta a una isla del Pacífico e incluso a la España de la Inquisición, donde una bella mujer, Yolanda Luccara, fue ejecutada en público por usar y promocionar la citada prenda. 

Para Anja Bergelson, después de revisar durante dos meses los documentos del archivo de Lacipo, capital de esta minúscula isla situada entre las de San Juan y San Félix y San Ambrosio, el tanga procede de la isla chilena de Santa d'Or, y además cuenta con una protomártir, esa española que fue ejecutada en Madrid el 1 de abril de 1660.

Según esos documentos, Santa d'Or era un lugar apacible cuando llegaron los españoles. Sus habitantes, que conservaban la prehistórica cultura de los concheros, pueblos que tenían como principal sustento los moluscos, recurrían también a las conchas (tongos) para cubrir parcialmente el cuerpo femenino.

Las mujeres, mediante conchas, les informaban también a sus maridos pescadores, mientras regresaban a tierra, sus intenciones amorosas, o su estado físico, cubriendo sus zonas corporales más peculiares con caparazones de un determinado color y especie, cada uno para un estado de ánimo e intención diferentes.

Naufragio e Inquisición

Todo cambió en 1640, cuando naufragó allí el español Yáñez Iglesias, que intentaba dar la vuelta al mundo en un velero junto a su mujer, la hispano-italiana Yolanda Luccara. El jefe de los concheros le ofreció ayuda a cambio de que le concediera algo que pedirían las mujeres de la isla, y éstas eligieron el tejido de las velas de la nave.

Yáñez accedió a vender telas al por menor y las isleñas se repartieron el tejido, por lo que poco después habían sustituido las conchas por minúsculas prendas. Tanto le gustó la idea a la propia Yolanda Luccara que las imitó. Al regresar al continente, su marido se estableció en Salvador (Brasil), donde montó un negocio de telas multicolores para la fabricación de tongos, o tangas, como les llamarían los brasileños.

Era la época en la que Rembrandt y Velázquez triunfaban en las cortes europeas con sus hermosas mujeres al natural o vestidas con ampulosos ropajes, respectivamente, y Yáñez creyó llegado el momento de exportar su tongo-tanga a Europa, trasladándose a Madrid.

Ese sería el final para su mujer, que las lució ante un grupo de amigos. Enterada la Santa Inquisición, condenó a ambos a ser ejecutados en la horca como «personas inmorales» y «promotores de graves escándalos públicos». La sentencia se cumplió el 1 de abril de 1660, delante del Palacio Real.

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