Anda ahora la «muchachada» de Mediaset revolucionada por el ultimátum dado por la CNMC a 'Sálvame', y criticando a su vez por las «vulgaridades» que se dicen en los culebrones de esa hora de la competencia y ni a ellos ni a la propia Competencia les parece importar lo que se haga o diga en otras franjas horarias, en las que quizás haya más niños viendo la televisión que por las tardes, cuando entre la merienda y los deberes pocos son pocos los pequeños que se ponen a ver el programa de Jorge Javier, salvo que les obligue la «enganchada» de su madre o abuela.
En cambio, sí ven 'Gran Hermano'. No hace falta más que hacer una encuesta en los colegios: «¿Qué ves tú más, 'Sálvame' o 'Gran Hermano'?». Tampoco se necesita una pregunta más rebuscada que las que piensa Artur Mas para sus referéndum. Así de sencilla. La respuesta en favor del reality sería más abrumadora que el triunfo de Paula sobre Alejandra.
Pero eso a Competencia le trae al fresco. Si se «contaminan» los pequeños a esas horas ya no es problema suyo, sino de sus padres. ¿Acaso no es también responsabilidad de éstos que sus vástagos vean o no a la Mari Pepi y a la Mari Flori (Belén Esteban y Mila Ximénez, por poner dos ejemplos)? Pues parece que no. Así somos de puntillosos en este país: «Si pone de tal hora a tal hora es para cumplirlo» (como con lo de la O.R.A. de los parquímetros o con la gestión en cualquier ministerio).
Así, cualquier pequeño puede ver como fornican los mayores, ya sea en la ducha o debajo de un edredón, o como una chica de 20 años que hace «apología del coño» (lo saca más a relucir que en cualquier película porno), se puede llevar 300.000 euros sin tener que pasar por ninguna universidad, salvo esa tan socorrida «de la vida» en la que ingresan cada vez más compatriotas. ¡Hala, la educación a hacer puñetas!. Perdón ¡al quinto coño!, como diría Paula.
En la recopilación de vídeos de la última gala que le hicieron a la chica, a ésta se le pudo escuchar, por ejemplo, lindeces como «a mí Lucía me toca el coño» o «de tonta tengo los pelos del coño», como si los pobrecitos hubieran tenido que hacer un master para haber llegado hasta ahí.
Pese a ello, la Milá le sacó los colores a… Lucía: «¿Se puede ser tan ordinaria?», después de negarse a pedirla perdón a la ganadora. Ordinario es el programa en sí, lo vean tres o trescientos millones. El vocabulario en la casa no puede ser más soez, la mayoría de los concursantes no pueden ser más ordinarios de lo que son, y la educación, excepto la tuya, querida Milá, brilla por su ausencia en todo momento. ¿Pero qué más da, no? Como en ese horario vale todo…
Las que no disfrutamos con ese «submundo» de la ordinariez nos queda al menos la esperanza de que el próximo 'Gran Hermano Vip' no sea tan soez como los de gente anónima. Al menos los que tienen un cierto nombre deberán intentar mantener la compostura para que no les metan en el mismo saco de los ordinarios. Claro que, viendo el «ganado» de «posibles» del que empieza a hablarse, no tengo tan claro que al final vaya a haber muchas diferencias.
La mosca