Por fin he conocido a Pedro Sánchez. Ya saben, el diputado socialista que puede competir en las «primarias» probablemente con Rubalcaba, Eduardo Madina, Carmen Chacón, y cuantos opten a la candidatura del PSOE a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.
Les confieso que me ha sorprendido. Procuraré no utilizar demasiados adjetivos, para que no me pase lo que con Rodríguez Zapatero al que en su día creí la gran esperanza del PSOE y es evidente que me equivoqué. No solo fue un fiasco para su partido sino para nuestro país. Las cosas positivas que Zapatero llevó a cabo han quedado emborronadas por sus múltiples errores pero sobre todo por su frivolidad e inconsistencia que envolvía en un supuesto «talante» y un infantil «buenísmo».
Pedro Sánchez es un socialista cabal que sabe donde quiere ir
Pero vuelvo a Pedro Sánchez. Me ha parecido un político cabal, que sabe donde quiere ir, es decir que tiene claro lo que la sociedad espera del PSOE.
Apenas pasada la barrera de los cuarenta, aparece repleto de ideas, de ganas de liderar el cambio dentro y fuera del PSOE, yo diría que sobre todo fuera, es decir, de abrir debates en la propia sociedad sobre el futuro y hacer propuestas de cambio para que España vuelva a funcionar. Sí, ha rescatado esa idea de «que España funcione», lo que dicho hoy y ahora es casi revolucionario teniendo en cuenta que nuestra sociedad está medio colapsada a cuenta de la crisis, y que el modelo del Estado de bienestar el Gobierno Rajoy nos lo está desmontando a la chita callando precisamente con la excusa de la crisis.
Mientras le escuchaba intentaba escudriñar si efectivamente es o puede significar lo que Felipe González significó antaño. Pero me parece que tiene personalidad propia, que no se parece a nadie, que tiene su propia mirada sobre los problemas y sobre todo del camino que hay que emprender para encontrar soluciones. Si acaso se parecen en la capacidad de comunicar y por tanto de empatizar con sus interlocutores.
Sigo. Me ha parecido un político pegado a la realidad, sin fantasías, consciente de las demandas de la sociedad y sobre todo de que los ciudadanos no están para aventuras ni para que les hagan promesas irrealizables. Es decir, que su empeño es transformar la realidad pero al paso de la sociedad y sobre todo escuchando porque me decía con convicción que quiere abrir debates sobre muchas cosas: educación, drogas, reforma constitucional, etc, etc, etc.
No lo va a tener fácil. No se lo van a poner fácil los mandamases del PSOE. Es más, le auguro un camino lleno de dificultades hasta que se celebren las «primarias» allá por el otoño.
Y es que en realidad será el candidato más temido por el resto de quienes compitan en las «primarias» porque si alguien puede representar el «cambio», ese cambio que la sociedad demanda al PSOE, es precisamente Pedro Sánchez. Por decirlo claramente no tiene los inconvenientes o claro oscuros de los otros posibles candidatos.
Tiene dos grandes retos por delante, por un lado vencer la resistencia de los «conservadores» de su partido, que los hay, si, en todos los partidos son legión los que quieren que nada cambie, que todo siga igual porque les da vértigo lo desconocido. Y luego lograr romper la «barrera» en los medios de comunicación, que le tengan en cuenta. Ninguna de las dos cosas son fáciles pero ambos obstáculos forman parte del aprendizaje para ir ganando los galones necesarios hasta llegar a las «primarias» para competir con el resto de los candidatos.
¿Mi impresión? Pues que si sobrevive a todos los obstáculos políticos que le van a colocar los suyos y los otros, si sale airoso, será el hombre del futuro.
Julia Navarro