Quince inmigrantes, al menos, han muerto en Ceuta intentando cruzar la frontera entre España y Marruecos a nado. Se usaron pelotas de goma disparadas al agua desde tierra para evitar que accedieran al territorio español y entonces, quizá también por eso, se ahogaron. Fue una actuación realmente efectiva: es difícil pensar cómo se puede avanzar en el agua mientras te disparan. Eso fue una actuación “proporcionada y con respeto a los derechos fundamentales de los inmigrantes” según la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Todo el discurso del Gobierno en torno a este caso está cargado de cinismo.
Las relaciones de vecindad es entre carniceros de uno y otro lado que utilizan cuchillas para dejar claro donde están las fronteras
Las fronteras son líneas de separación de soberanías pero también delimitan una zona donde se tienen relaciones de vecindad dicen los manuales: no hay nada más normal que entre los habitantes de un lado y otro de la frontera haya relaciones de buenos vecinos. Pero la frontera de Ceuta es otro tema: las relaciones de vecindad es entre carniceros de uno y otro lado que utilizan cuchillas para dejar claro donde están las fronteras. Y si te pillan en el trance de cruzarlas te devuelven directamente, una expulsión de facto en violación del principio de no devolución.
En el caso de autos –lo de autos es literal- se dispararon balas de goma para trazar la frontera en el mar, se dice, pero quienes realmente trazaron la frontera, sobre todo la moral, son los muertos flotando en el agua. La Comisión Europea ya se ha dado cuenta de que se ha cruzado esta frontera moral y la comisaria de interior, Cecilia Malmström, ha mostrado su preocupación por los disparos y ha reclamado que se analicen las circunstancias del incidente pero las competencias de gestión de fronteras son del gobierno español. Será raro que dimita alguien, un habito de dignidad saludable que se ha perdido en este país.
Leyendo las noticias me ha venido a la memoria la observación que me hizo una vez un profesor muy querido de que en África, en la época colonial, algunas grandes potencias llegaron a utilizar calaveras para demarcar el trazado de las fronteras. Ahora hemos entrado en la era postcolonial y todo se hace con pelotas de goma pero al final el concepto es el mismo.
Julio Vives