Irán a por mí. Así de claro y así de contundente. Para evitar que lo consigan, dice, necesita una “mayoría excepcional”. Todavía más claro. Son palabras de Mas, el líder nacional por antonomasia. Artur Mas se nos ha revelado, hemos tenido suerte de vivir en esta Era. Nos ha hablado y nos ha dado luz.
Es la hora. El mito se ha hecho carne y su verbo habitará entre los hombres. Su fuerza arrolladora está en el impulso que le den en este momento decisivo. Él se debe a su pueblo y para guiarlo hacia el futuro necesita que los suyos – que deben de ser todos – se manifiesten y se expresen. En las urnas, a ser posible. Pero, ¿por qué no?, con antorchas también vale si se hacen marchas nocturnas. Hay que expandir el sentimiento porque el sentimiento es el acero con el que se forja el sueño de Mas.
Un sueño en el que la sodomía pasa a ser un acto degradante, ya ven, que practican los socialistas catalanes o españoles, o españoles y catalanes, quién sabe lo que pasa en la oscuridad. Sabemos lo de la intimidad, que es cuando se habla catalán; pero nos falta la oscuridad, que es cuando el socialismo se sodomiza a sí mismo. Lo dice Pujol, y Pujol es un patricio, y además – o quizá por eso- él es, como diría Antonio, un hombre honrado, no como los socialistas sodomitas.
Pujol Junior busca en el electorado del PSC el remate que Mas necesita para su entronización. “Estos sodomitas, se dirá, siempre sodomizando…” o en expresión más popular… Y entonces hay que quitarles los votos, excepcionalmente, claro, porque van a por Él. Y porque se trata de hacer una patria nueva, privada y nueva, con posos de antigüedad y milenarismo, pero nueva. Y sobre todo con la mano de obra precisa para ejecutar su destino. Nada de hospitales ni pensiones públicas, nada de servicios sociales, ¡qué “sodomidad”! Si acaso, muchas teles, para recordar el momento áureo de Mas; su salida del armario español, lleno de sodomitas; su ascensión a la gloria de la patria. Nueva, recuerden; pero antigua.
Mayoría excepcional, ya saben. No lo vayan a despreciar. No vale con una mayoría absoluta: tiene que ser excepcional. Porque será una mayoría fundadora.
Ya se escuchan los redobles de tambor, el firme paso de las botas de cuero, la rítmica marcha militar que señala el camino de la mayoría excepcional… Desfilan los discursos al compás marcial de la nueva Catalunya. En los pasillos del Congreso apenas se detecta un leve rumor. Oye, Josep Antoni, ¿esto no significará que vayamos a dejar de seguir juntos aquí, verdad? No, Mariano, no. No seas ingenuo… Esto solo es un Amanecer Dorado. El nuestro, tú ya me entiendes. ¡Ah!, vale. Claro que te entiendo. Muy bueno lo de los sodomitas; maldita izquierda…
Lo que hay que aguantar.
Rafael García Rico- en Twitter @RafaGRico– Estrella Digital
Rafael García Rico