Agosto, además del calor, nos está dejando buenas noticias en relación con la bolsa que ya ha alcanzado los 7.561 puntos y con la prima de riesgo que ha bajado de los 500 puntos y su consecuencia que es la bajada del tipo de interés de la deuda pública a 10 años al 6,44%.
Hay muchos que razonan, no sin cierta complacencia, que estos hechos son el resultado de todas las medidas que el gobierno ha llevado a cabo hasta este momento, las cuales empiezan a generar los efectos deseados.
Para analizar si esa es la causa, antes de nada conviene indicar que los datos que presenta nuestro país para este ejercicio y el próximo son de unas caídas del PIB del 1,7% y del 1,2%, respectivamente; que tenemos cerca de 5,7 millones de parados y un déficit que no se meterá en cintura hasta más allá del año 2014. Además, ignoramos cuáles serán los motores futuros de nuestra economía y tenemos pendiente una reforma de la administración central, local y autonómica con la que nadie parece atreverse.
Si tenemos en cuenta que un prestamista lo que desea es que quien recibe el préstamo tenga la capacidad de devolución del mismo, la verdad es que las medidas impuestas hasta ahora por Bruselas y Berlín a nuestro país han sido depresivas para nuestra economía y han generado una pérdida de confianza en nuestra solvencia, y la base son los datos anteriores. Sólo tenemos fondos disponibles hasta el mes de octubre y si los mercados se cierran tendremos un gran problema nosotros y nuestros acreedores.
Por tanto, no cabe achacar a las medidas del gobierno la mejora de las bolsas y de la prima de riesgo. Sí cabe achacarles un cambio en la percepción de nuestro país desde Alemania y Bruselas que supone una recuperación de la confianza hacia España, que unida a las malas perspectivas del Euro y de la economía del área, han provocado un cambio en los discursos de la Unión, Draghi, Merkel, rectificaciones gobierno finlandés e incluso la entrada en escena de Obama.
Las razones de los buenos datos creo que hay que buscarlas en que los mercados daban ya por descontada una intervención en los últimos días. Hemos escuchado a Ana Botella pronunciarse en ese sentido y ratificarlo al Ministro de Economía, quien ha indicado en el fin de semana que la intervención del BCE debe ser contundente y sin límite previo, dándola por hecha. De la misma forma se descuenta una posible solicitud de nuestro ejecutivo para que los Fondos de Rescate Europeos compren deuda española.
Cualquiera de estas acciones, aisladas o combinadas, disiparían en gran medida el fantasma de la insolvencia de nuestro país.
Bien es cierto que fuere por la causa que fuere, la verdad es que debemos estar esperanzados, ya que los datos son positivos y son el primer soplo de aire fresco en mucho tiempo. Creo que debemos disfrutarlos y seguir haciendo los deberes que creamos que debemos hacer a la vez que rogar para que vengan otros mejores que los dejen pequeños.
José Luis Martín Miralles-Estrella Digital
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