miércoles, mayo 1, 2024
- Publicidad -

El rescate griego

No te pierdas...

De nuevo Grecia debe ser rescatada. Supongo que les extraña tanto como a mí. No en vano ya fue rescatada una vez y entonces contó con un gran apoyo de esta modesta columna. Lo de rescatar Grecia ya va siendo algo cansino y francamente me parece más propio de un ex novio de Falete que de un país que ha sido cuna de Platón entre otros muchos.

Opino que se debería hablar seriamente con Grecia. Mirándose a los ojos y preguntándole si de verdad quiere seguir en esta casa común que se llama la Unión Europea y hogar del Euro. Sospecho que Grecia en este follón de rescates y secuestros, ha contraído esa enfermedad que se llama Síndrome de Estocolmo. Es distinta a la enfermedad que sufrimos por aquí que se llama Síndrome de Bruselas y que también tiene lo suyo. Si se confirma lo de Estocolmo indicaría que los griegos desean ser suecos más que belgas, lo cual no sería de extrañar pues la mitad de los belgas tampoco quieren ser auténticos belgas. Prefieren ser flamencos, lo cual tiene más guasa pues no tienen el arte ni la suficiente delgadez ni morenez para ser los nuevos Ketama o Azúcar Moreno.

Pero lo que más me preocupa es lo del Euro. Siempre se ha sabido que Grecia posee una gran riqueza cultural. De la otra, la del money, era famoso Onassis y poco más. Por ello es asombroso que los griegos puedan hacer tambalear el Euro. Si es así: el Euro está mal pensado o parido. Aquí hay algo que falla. Tal vez se debería hacer como Igor Stravinsky en el anuncio de BMW: “repeat”.

Un huracán llamado Katrina dejó tambaleándose al estado de Loussiana y destruyó su ciudad más importante que se llama New Orleans. Todo el mundo se lamentó y ayudó. Pero nadie dijo que el Dólar estaba en peligro. Aquí el Euro se constipa con una ligera corriente de aire. Es demasiado delicado. Así que si los responsables de esto de Euro no reaccionan  y me convencen de lo contrario voy a empezar a creer que más que una moneda ha sido una ocurrencia.

En cualquier caso desde aquí ruego a quién corresponda, que no se vuelva a la peseta. Pensar que una modesta caña, a precio de promoción, puede llegar a costar 330 pelas, puede ser causa de todo tipo de altercados ya que no hay cuerpo que lo resista.

Por ello, pese a todo, prefiero que me cobren dos euros o tres dólares.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Paco Fochs

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -