Hasta ahora sólo había pasado en Barcelona. Barcelona era la tierra española de los antisistemas y era normal que, cada poco, se mezclasen entre los aficionados del Barcelona y que todas las celebraciones culés terminasen a golpes con la policía tras quemar contenedores de basuras, romper escaparates o incendiar coches. El caso para estos violentos es meter ruido, llamar la atención e intentar sacarle los ojos a los que los han criado. Pero sólo pasaba allí.
Ahora empieza a ser distinto. También pasa en Madrid. Ayer, una plataforma llamada ‘Democracia real ya’ convocó una manifestación pacífica que terminó en guerra y a golpes con la policía. Total, 24 detenidos y cinco policías heridos. Y eso que los principios que inspiran a la plataforma son absolutamente loables.
¿Qué paso, entonces? Pasó que España entera y Madrid, en particular, son ya carne del movimiento antisistema a causa del brutal paro juvenil y cualquier manifestación les vale para mostrar su extrema manera de pensar y actuar.
Estoy seguro de que ahora habrá quienes digan que la policía repelió duramente a los manifestantes y que estos se defendieron. También habrá quienes digan que eso fue lo menos que pudo hacer la policía ante el vandalismo. Pero la realidad es que se trata de la primera acción de esos antisitema en Madrid, como consecuencia de la política de empleo que se está llevando a cabo con los jóvenes en España. Esa nefasta política es la que está resultando ser un caldo de cultivo extraordinario para el movimiento antisistema y lo que debería ponernos en guardia.
Según el FMI, en España habrá una generación perdida dentro de unos años porque los jóvenes veinteañeros no encuentran trabajo y no tienen ningún futuro. Y, cuando no se tiene futuro, lo normal es que terminen sublevándose contra todo lo establecido.
Si, además, resulta que la proyección de Madrid en toda España es inigualable para esos grupos ultras, es normal que comiencen su guerra. Y más aún si pensamos que lo gobierna la derecha.
Pinocchio