Las mujeres sostuvieron la tensión política en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, después de un flojo intercambio entre Zapatero y Rajoy. El presidente sí anunció, a requerimiento del líder del PP, una nueva subida de impuestos que “no afectará al 99,9 por ciento de los ciudadanos”. O sea, a los “ricos”. Y el PP desgranó después, fuera del hemiciclo, su plan de ahorro en las Administraciones Públicas
La despedida entre ambos líderes no pudo ser más liviana. Achacaba Rajoy al presidente sus constantes cambios de opinión, sus rectificaciones e “inquietantes” anuncios y Zapatero concluía con una frase hecha: “para cambiar de opinión hay que tenerla, y usted no puede porque no la tiene”. Sucedió lo previsible. Los socialistas aplaudieron con ganas mientras los populares miraban al viento y a Rajoy se le dibujó una sonrisa boba, entre el asombro y la sorpresa. Pesaban los altercados de la tarde anterior en la sesión del Senado, donde el PP jaleó el grito de “Zapatero, dimisión”.
Llegaron ellas. Soraya Sáenz de Santamaría insistió en el mensaje estratégico del PP: que si los damnificados por el “decretazo” son los pensionistas y los trabajadores, etcétera. Parecían volcarse las tornas y corresponderle al PP el ánimo vigilando ante los recortes sociales. Habló Soraya de un “gobierno de circunstancias, sin principios, proyectos y sin ideología, y en plena pelea por el liderazgo. En qué creen ustedes?” –espetó sin remilgos a De la Vega.
La Vicepresidenta primera midió al comienzo su fuerza huracanada. En su primera embestida se refirió a las “algaradas” populares, en contraste con la acción responsable del Gobierno ante la crisis. Pero Soraya no permitió la regañina: “No están ustedes en condiciones de presumir de nada” De la Vega esgrimió el argumento del apoyo de otros grupos y partidos conservadores europeos a las medidas de recorte en los demás países pero sucumbió al final al discurso intempestivo. Usó circunloquios para presentar al PP fuera “del test europeo”, “fuera de los partidos de Estado” y los definió como “asilvestrados” y “pájaros de mal agüero”, lo que hizo las delicias de los ávidos informadores en la tribuna de prensa.
Siguieron varias ministras y numerosas diputadas de la oposición en la sesión de control al Gobierno. Celia Villalobos había llevado perfilado su mensaje al ministro Corbacho: “Me daría terror ser Ministro de Trabajo con este presidente, sin tener ni idea de lo que va a pasar en su ministerio en los próximos días. No sabe nada acerca de la reforma de las pensiones. Y le recuerdo: todos los recortes sociales los han hecho ustedes”. Relató las sucesivas reformas que dieron lugar a las tres huelgas contra los gobiernos de Felipe González. La tensión pasaba de las ministras a las diputadas. Ni siquiera el impulso de Bono para ordenar la sala les quitó el protagonismo.
Chelo Aparicio