domingo, mayo 5, 2024
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CiU ante notario

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Uno de los gags más desternillantes del programa Polònia (TV3) fue el que mostraba un encuentro entre Artur Mas y Josep Piqué. Empezaba el año 2007. Como no podían mostrarse juntos en público, la comida de negocios era en un almacén y el catering lo ponía un chino. A media conversación se oían gritos. Los del notario ante el que CiU había estampado su firma para poner a Dios por testigo de que nunca pactaría con el PP por su oposición al Estatut. El hombre quería salir y Mas le decía que cuando todo se olvidara. Ya de vuelta, Piqué exigía garantías de que CiU no pactaría nunca con ERC. Y Mas tiraba de móvil para llamar al mismo notario.

Ya hace tiempo que CiU se arrepintió de haber hecho un gesto tan teatral. El recurso del PP sigue en el Constitucional pero todo ha cambiado mucho. Tanto, que Mas se ve ya en el Palau de la Generalitat y a Rajoy en la Moncloa. El PP ya no es el enemigo. Ahora CiU carga las tintas en José Montilla, que para eso es el president, y le culpa de plegarse a los intereses del PSOE. No está tan claro que lo haga. Montilla está obligado a liderar la insumisión de Cataluña contra el actual Tribunal Constitucional y eso le ha llevado a pedir peras al olmo y a Rajoy que retire el recurso sabiendo que no lo hará. Zapatero se encoge de hombros. Los convergentes mientras, prefieren quedarse en segunda fila, dándole empujoncitos pero manteniendo la etiqueta de “partido responsable”. Artur Mas descarta que vaya a imitar a Ibarretxe -“los catalanes no nos comportamos como los vascos”, dice-. Pero, a la vez, demanda reformar la ley para que el Constitucional no pueda sentenciar sobre estatutos ya refrendados por el pueblo.

Desde que Jordi Pujol consiguiera convencer a todos de que llevarle la contraria a él era atacar a Cataluña, el virus se convirtió en pandemia. Ahora todos los catalanes (menos algunos votantes del PP y Ciutadans) se sienten profundamente despreciados. Montilla no exagera al señalar que el recurso se entiende allí como un ataque “contra los sentimientos de un país”. El PP catalán tampoco deseó nunca que Génova llegara tan lejos porque la estrategia, sí, daba votos en otras comunidades, pero los restaba allí y ponía en marcha el choque de trenes que ahora no hay forma de frenar.

Si se habla de la crisis económica, Mas opina que Rajoy nunca firmará un pacto de Estado porque sólo espera ver “cómo Zapatero se cuece a fuego lento”. En materia de estatutos, es parecido a lo que hace él con Montilla. Pero con más responsabilidad.

Luz Sanchis

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