viernes, mayo 3, 2024
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La credibilidad de un país

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Rajoy arremetía contra Zapatero en la sesión de control al Gobierno con la aseveración de que «su credibilidad ha tocado el suelo». Consideraba el líder popular que el presidente «falta a la verdad» y «miente» al relatar los «buenos» datos de la economía española, cuyo balance calificó de «catástrofe».

Zapatero, que ya preveía a esa hora la difusión del informe de Standard & Poor’s que rebaja un escalón la consideración de la solvencia española, apostó por reiterar los índices positivos de nuestra economía, que, según sus palabras, «comienza a dejar atrás la recesión». Habló de la recuperación del turismo y del incremento en los ingresos del Estado y reiteró que el paro ha alcanzado su cenit y comenzará a bajar. Es comprensible que el presidente quisiera difundir el mensaje a los mercados.

El problema es que no transmitimos estabilidad como país y no terminan de creernos. Aunque los analistas financieros disciernen con claridad entre la situación griega y la española, la tragedia helénica puede vapulear a países como Portugal y en otra medida a España e Irlanda. En este contexto, sobra la jactancia en la gestión de la crisis que reiteran las vicepresidentas, Salgado y De la Vega. Esta última salió al ruedo tras el anuncio de S&P : «Sabemos hacer los deberes y lo estamos haciendo bien».

La mayoría de expertos coincide en que las reformas estructurales debieran estar ya tomadas. Entre ellos, varios cuadros socialistas que abogan por que el Gobierno afronte con celeridad las decisiones, aunque no lograra el acuerdo con el PP y con las comunidades autónomas. Jordi Sevilla, ex ministro y primer asesor económico de Zapatero, confrontaba al Ejecutivo con su responsabilidad para asumir el riesgo de emprender las reformas en solitario, si fuera preciso.

Los datos son inapelables. Standard & Poor’s aduce la incertidumbre hacia la reducción del déficit en España en el 2013, cuando se cumple el plazo impuesto por Bruselas, y señala la rigidez del mercado laboral; la probable cifra del 21 por ciento de paro en este año y la lenta recuperación. En estos casos, los analistas económicos también echan mano de baremos no cuantificables, como el estado de ánimo social; una prospección psicológica interna que tiene una relación directa con la credibilidad que irradia nuestro país.

Son datos y predicciones. Está la crisis de la construcción, que incide en nuestra recuperación, pero también se expresa en ocasiones una convivencia a ladrillazos. Las portadas diarias muestran la rememoración de los peores fantasmas de nuestro pasado y la merma de la legitimidad de nuestras instituciones y partidos. Y los gritos, las exageraciones de los sinsabores políticos, y las divisiones, se oyen más que los callados consensos que se pretenden, como el Pacto por la Educación. Con estos mensajes no puede sorprender que se resienta nuestra credibilidad.

Chelo Aparicio

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