viernes, mayo 3, 2024
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Función suspendida en Zurbano

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La suspensión de la función en la Sala Zurbano es todo un síntoma. No tanto de la falta de consenso, sino de la impericia y de lo desarbolado que está el Gobierno en su estrategia para luchar contra la crisis económica. Cuando esta semana se iba a firmar -«con toda seguridad», decían las fuentes gubernamentales- un acuerdo sobre diversas materias que deberían pasar el trámite inmediatamente después del Consejo de Ministros, nos encontramos con que nadie, ¡nadie!, quiere pasar por el aro ya sea con foto o sin ella. Unos, porque esperaban otra cosa; otros, porque la esperaban de otra manera; los demás porque la esperaban más completa o más seria. El Gobierno, descompuesto y abandonado, no ha podido ni establecer un calendario serio para estas cuestiones menores ni ha tenido conocimiento exacto de lo que le demandaban los demás grupos parlamentarios. Insisto, todo un síntoma.

Es evidente que las cuestiones mollares para enfrentarse a la crisis no estaban en la agenda de los anunciados pactos de Zurbano. Ni un asunto complementario de ellas, como la subida del IVA en el segundo semestre del año, se quiso someter al consenso porque, para ello, valía al parecer más la mayoría parlamentaria, tan exigua como continuación de las componendas para la aprobación de los Presupuestos de este año (ya periclitados), que los acuerdos rimbombantemente propuestos. Ahora vemos que ni en temas colaterales, con variada importancia pero no centrales, está el Gobierno en disposición de dar un impulso con un amplio apoyo de los demás grupos. Tal desastre, que es de esperar se corrija con urgencia, da la medida de la situación y al presidente Rodríguez Zapatero no puede extrañarle que, con estos mimbres, se dilapide el escaso resto de confianza que le queda.

Si puede haber lógicas discrepancias sobre la política económica inmediata, no los hay, salvo escándalo (al que nos acercamos), acerca de las cuestiones más importantes y urgentes: recorte del gasto, sistema financiero y reforma laboral. Fracasada la función de Zurbano y suspendida la última actuación prevista convendría que el Gobierno emplease estos días de Semana Santa para una seria reflexión y comenzara la siguiente enfrentándose de modo eficiente y sin dilación a ellas. Ya es tarde, pero si se deja pasar más tiempo va a terminar por ser, además, imposible. De paso se podría cambiar de escenario, aunque en Zurbano sigan ensayando representaciones menores.

Germán Yanke

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