domingo, abril 28, 2024
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Winesburg, Ohio

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Poco a poco van llegando a España nuevas y buenas traducciones de grandes clásicos de la literatura universal que, sin ser apenas conocidos dentro de nuestras fronteras, han marcado definitivamente el desarrollo de los distintos géneros a través de los últimos siglos. Sherwood Anderson, por ejemplo, es determinante para entender el relato corto estadounidense del siglo XX. Sin él, es muy probable que William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Andre Dubus, Raymond Carver o Richard Ford hubiesen sido escritores bien diferentes.

Por regla general se considera Winesburg, Ohio la obra maestra de Anderson. Es un conjunto de cuentos cortos más o menos relacionados por el lugar donde transcurren – el pequeño pueblo que da nombre a la narración– y porque todos sus respectivos protagonistas tienen alguna relación o contacto con George Willard, el joven reportero del periódico local, trasunto del propio escritor norteamericano. Aunque no todos los cuentos tienen que ver con una sola trama, es necesaria su lectura conjunta para que la obra alcance su plenitud: a partir de pequeños retales de distintas vidas nada extraordinarias, se consigue un perfecto retrato de toda una comunidad que, a su vez, sirve como contrarreflejo del lado más dulce del sueño americano.

En Winesburg, Ohio, no se cuentan grandes, hazañas, heroicidades. Todo lo contrario. Cada personaje tiene una vida corriente, casi anodina, y cada cuento, en el fondo, rezuma un poso de melancolía. Nada paradójicamente, sin embargo, la palabra que más se repite en el libro es ‘aventura’. Porque los breves mas intensos momentos que suponen el punto central de cada relato es una aventura en cuanto supone el momento más decisivo, trascendental, de vidas normales, perfectamente reconocibles.

Este libro se publicó por primera vez en 1919. Anderson siempre aseguró que jamás había leído a Antón Chejov. Pero su capacidad de sintetizar un mundo en cada párrafo, de presentar personajes y vidas con pocos trazos de una intensidad abrumadora, de contar existencias sin apenas escribir más que unas pocas páginas tan solo encuentran parangón en los cuentos cortos del magnífico escritor ruso. De ahí que estos dos autores sean los más influyentes en los autores citados más arriba.

, como ocurre a menudo con la literatura estadounidense, se lee fácil, sin apenas esfuerzo. Sin embargo, su profundidad oculta bajo una prosa sencilla –de esa sencillez que sólo se alcanza después de mucho trabajar– deja poso en el lector. Un magnífico ejemplo de la mejor narrativa del siglo XX. Una joya a pesar del amargo reflejo que da de la existencia humana.

Winesburg, Ohio

De Sherwood Anderson

Traducción de Miguel Temprano García.

El Acantilado, 2009.256pp.20 euros.

http://www.acantilado.es/catalogo/winesburg-ohio-453.htm

Daniel Martín

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