Al PP le va a tocar el «Gordo» de la Navidad porque todo apunta a que Mariano Rajoy va a nombrar a Jaime Mayor Oreja candidato del PP número uno a las elecciones europeas del próximo mes de junio. Y que lo hará por miedo a la COPE, El Mundo, ABC, y los demás activistas de la derecha pura y dura mediática, que son los que siempre imponen su ley en este partido, jaleados por José María Aznar y Esperanza Aguirre, con lo que, de confirmarse la nominación del «político trampa» vasco -traidor muy reciente al propio Rajoy en la crisis, a puñalada de pícaro, de María San Gil-, el reciente congreso del PP en Valencia habría sido dinamitado por el propio Rajoy, que entendería que así mata dos pájaros de un tiro: echar carnaza a los medios ultramontanos y al club de FAES/Aznar; y por otra parte cubrirse las espaldas para seguir al frente del PP si Mayor Oreja se estrella en los comicios europeos.
Dios los cría y ellos se juntan. Resulta que Rajoy abandonó el escaño en el día de la votación más importante del año del Congreso de los Diputados, como es la de Presupuestos, y se fugó a comer con Mayor, el que ya se hizo famoso años atrás por faltar, en el País Vasco, a la votación de Presupuestos autonómicos, ausencia sonada porque con ella Mayor salvó a Ibarretxe. O sea, tal para cual.
Naturalmente, la bajada de pantalones -ésta sí que sería una bajada de los calzones- de Rajoy ante el matonismo de la COPE episcopal y ante la aviesa mirada de Aznar supone el principio del fin del llamado «espíritu centrista del PP en Valencia», de manera que si antes temían en el PP que en las elecciones europeas el voto de la derecha se fuera con Rosa Díez, ahora pueden estar seguros de que el voto de centro se irá con la esforzada diputada vasca, y puede que también el voto conservador, porque Roma, es decir, los obispos y los radio predicadores de la COPE, no pagan traidores, como es lógico y natural.
Y, sobre todo, el PP va a perder la oportunidad de convertir los comicios europeos en un plebiscito sobre Zapatero y la crisis económica, porque el tal Mayor Oreja sólo sabe hablar de ETA y del País Vasco y además fue uno de los abanderados de la conspiración del 11-M, con lo que ya tienen sus adversarios tema sobrado para descalificar su cabecera de cartel.
Que la larga mano y la intriga de Javier Arenas podría haber desempeñado un papel en esta conspiración pro Mayor Oreja, con eso de que ambos son del ala democristiana del PP -en la que también figura Camps- es algo que salta a la vista, naturalmente a la espera de la confirmación de que Mayor seguirá encabezando el cartel europeo. A fin de cuentas, los cristianos del PP son especialistas en este tipo de maniobras y en perder elecciones, como muy bien lo demuestra el propio Arenas en Andalucía, año tras año.
Pero, sobre todo, lo que esta nominación viene a demostrar es que el PP está roto política e ideológicamente, porque si el presunto regreso al centro que se habría orquestado en Valencia pasa por Mayor Oreja, entonces todo eso de la capital del Turia habría sido una gran mentira, y sólo la escenificación de una lucha de dirigentes por el control del poder. De manera que si en el PP, entre dirigentes, militantes y votantes, hay alguien de centro ya puede ir haciendo las maletas en pos de otro, un nuevo partido, si es que alguien se atreve a levantar esa bandera en este tiempo de angustiosa orfandad política como la que nos ofrecen Zapatero y Rajoy, y en este tiempo de depresión económica y social, y de fractura permanente de la cohesión de España.
¿Dónde está el Obama español? En la oscuridad del palacio de Cibeles y escondidos debajo de la cama, pero sin atreverse a salir de su escondite y a dar un paso al frente, brillan los acobardados ojos de Gallardón. En fin, a corto plazo, siempre nos quedará Rosa Díez, que sí se atreve, da la cara y habla con oportunidad y con claridad.
Marcello