El Hogar Vasco de Madrid, Euskal Etxea, que se define como entidad sin ánimo de lucro, está sirviendo de cuartel para la propaganda de cuantos grupos promueven oficial u oficiosamente el acercamiento de presos de ETA a Euskadi.
Los servicios de información tienen datos de la celebración de recientes encuentros en ese lugar donde se acordó difundir el vídeo la niña de la mochila. Ese docudrama escenifica la vida de una hija de una presa etarra que sufre porque no puede decirle a su madre que ha perdido un diente, y debe viajar más de 1.000 kilómetros cada vez que tiene visita carcelaria, que sólo dura una hora.
Y el único argumento que expresa el vídeo para explicar la permanencia en prisión la madre etarra se resume así por el simulado abuelo de la niña: «Tu madre está en prisión porque amaba mucho a Euskadi». Asociaciones como Covite, que dirige Consuelo Ordóñez, han puesto el grito en el cielo ante la propaganda de este vídeo donde se reescribe la historia del terrorismo de ETA: las víctimas son los hijos de los presos, no los hijos de los 800 asesinados.
Pero las reuniones celebradas en el Euskal Etxea de la madrileña calle de Jovellanos han ido más lejos: han dado altavoz a la asociación acercar-convivir que busca conseguir «una paz, digna, justa y respetuosas con los derechos humanos». Esta entidad, 86 metros del Parlamento donde tiene escaños Bildu, ha acusad al estado español de fascista y de «no querer una paz sin venganza».
Propone llenar las redes del hagstag: #madridtiempodepaz. También denuncia que se vulneran sistemáticamente los derechos de un colectivo aislado e independiente y que hay 104 niños que no pueden ver a sus padres regularmente. Y les bautizan como los niños de la mochila, que recorren más de 1.300 kilómetros para ver a sus presos progenitores etarras.
Se quejan de que los presos etarras cumplen una doble condena, casi prisiòn perpetua, y que algunos ya deberían estar en libertad. Su mensaje positivo son «las ansías del pueblo vasco de paz y convivencia».
Dos personas que se presentaron como militantes activos de Podemos e implicados en la toma de decisiones del partido dijeron en el el acto del Euskal Etxea que quieren plasmar la «cooperación y ansías de paz» que se desprendían del manifiesto de la asociación de presos.
Los cerebros de esta campaña pretenden difundir este homenaje visual a los presos de ETA, la niña de la mochila, en las ikastolas. Al acto asistieron miembros del frente okupa que plantearon, uno de ellos del patio Maravillas, «actuar de forma contundente y montar lío en la calle». En privado, se llegó a manejar el lenguaje etarra: hay que realizar ekintzas.
Los representantes de Bildu afirmaron que su partido meterá presión por vía parlamentaria. Dieron por sentado que el PNV les apoyaría y no descartaban un pacto con los españolistas «de tapadillo». Y los del coro Euskal Etxea se ofrecieron a vender canciones solidarias cuyos beneficios se destinarían a los presos.
Los miembros de los foros antiguerra, frente antiimperialista y amane (asociación comprometida con los palestinos) propusieron buscar el apoyo de Venezuela y países afines. Aseguraron haber tenido ya contactos con la embajada venezolana.
Y todo ello en el marco incomparable del Hogar Vasco que se define así: «una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1979 con el objetivo principal de proporcionar a los vascos residentes en Madrid —y a los madrileños interesados en conocernos— un lugar de encuentro con ambiente genuinamente vasco, dotado de espacios para poder participar en actividades socioculturales acordes con las costumbres de Euskal Herria. Como no podía ser de otra manera, esta casa está también a disposición de cuantos vascos visitan la capital». Incluidos, los promotores del acercamiento de presos etarras que, a lo que se ve, conformaron costumbres de Euskal Herria, como el tiro en la nuca.
Y todo ello en medio de cursos de euskera, cocina, links del Gobierno vasco y publicidad del restaurante Sagardi. El guiso del acercamiento de presos acaba de empezar junto al Congreso.
Redacción