Las peticiones de construcción de cementerios nucleares individualizados por parte de las centrales certifican la muerte del silo de Villar de Cañas (Cuenca). El Ayuntamiento de Valle Tobalina (Burgos), municipio donde se encuentra Garoña, ha concedido la autorización para la construcción de un silo nuclear individualizado (ATI) para la central. Este nuevo giro cuestiona los planes del Gobierno en funciones, empeñado en construir el almacén temporal centralizado (ATC) en Villar de Cañas para acumular allí los residuos de todas las centrales nucleares del país, a pesar del escaso respaldo social, los problemas de seguridad y el desembolso millonario que supondría su desarrollo. “Nunca fue necesario, pero ahora la realidad de los hechos ha demostrado que es una estrategia fracasada”, afirma a este diario Carlos Bravo, biólogo, consultor ambiental y miembro del proyecto Salvia.
El consistorio del municipio burgalés ha concedido la licencia después de que la compañía propietaria de la central de Garoña y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) lo solicitaran. “Aunque de momento esté cerrada la central tiene un montón de residuos radiactivos y está bastante colapsada. Pidieron la construcción de este almacén individualizado porque al ATC de Villar de Cañas le queda poco recorrido”, señala el experto. Según Bravo, el desarrollo del ATC “tiene menos sentido que nunca” puesto que todas las centrales nucleares españolas han apostado por los ATI. Las centrales Zorita, Trillo, Ascó I y II tienen ya un ATI, en Garoña está en fase de construcción, Almaraz I y II lo han solicitado y Cofrentes y Vandellós II lo tienen en fase de planificación.
Además, los expertos señalan que este tipo de almacenes son más seguros y económicos que el que pretende construir el Ejecutivo de Rajoy en Villar de Cañas. Se evita el peligro del traslado de los residuos y la inversión es mucho menor. “Los ATI son la solución menos mala. Por un lado, evitan todos los transportes radiactivos que habría que hacer a un almacén temporal centralizado. Si el cementerio temporal centralizado estuviera en funcionamiento habría que estar trasladando residuos nucleares altamente peligrosos de cada una de las centrales con riesgo de accidentes. El ATI está en el emplazamiento donde está la central y donde se han producido esos residuos”, aclara Bravo.
El almacén temporal individualizado, con una inversión prevista de 12 millones de euros, permitirá a la planta burgalesa acoger 32 contenedores de deshechos radiactivas, aunque en el inicio solo contará con 5 de ellos. “El coste económico es mucho más barato. Estamos hablando de dinero público porque Enresa maneja dinero de todos los ciudadanos. No es lo mismo gastarse 20 millones de euros en un ATI que si se suma a los ocho emplazamientos que hay contando con Garoña serían 160 millones de euros que los 1.400 millones de euros que costaría un ATC”, afirma Bravo.
Por otro lado, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) avanzó este miércoles que el informe sobra la solicitud para la construcción del almacén temporal individualizado podría estar listo para el mes de noviembre, una vez que Nuclenor cumpla con los requisitos exigidos. “Toda la estrategia del ATC ha fracasado. En 2006 el gobierno socialista anunció que iba a estar listo en el 2010 y estamos en el 2016 y no hay visos de que eso se pueda poner en marcha. Ahora el Gobierno en funciones dice que a lo mejor puede estar listo en el 2018 pero no se lo cree nadie. Es una estrategia fracasada. Ya lo era en un momento inicial a pesar del empeño de Miguel Sebastián y de José Manuel Soria. “Al final los ATIS son una solución más razonable, más barata y más rápida porque se construyen más fácilmente. La realidad de los hechos ha hecho que todas las centrales reclamen ATIS”, concluye Bravo. En estos momentos el ATC de Villar de Cañas permanece bloqueado por las constantes dudas sobre su seguridad.
Marina García-Rico