jueves, mayo 2, 2024
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La sectas engordan con la crisis económica

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Cualquier momento es bueno para predicar los Evangelios y decir a todo el mundo que Dios les ama. O ese es el sustento de los religiosos y, sobre todo, de las organizaciones confesionales. “A mí lo que me sale siempre es anunciar a la gente que Dios existe, que Dios es la única vía para llegar a la felicidad”, reconoce Pablo Arias, miembro de Camino Neocatecumenal, más conocido como ‘los Kikos’, el movimiento neoconservador más poderoso de la Iglesia, con un millón y medio de seguidores en 106 países.

España es uno de los países europeos católicos por excelencia, con un 70% de personas que se declaran seguidores de esta rama del cristianismo, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2015. Pero las cifras de “practicantes” son menos alentadoras para la Iglesia, que ve cómo la mitad de estos adeptos admiten que “casi nunca” acuden a los oficios religiosos. Y estas cifras se tornan aún más negativas si se pregunta a los jóvenes.

Aun así, el número de españoles adheridos a sectas u organizaciones religiosas ha aumentado, sobre todo tras el inicio de la crisis económica. «Se han multiplicado las ofertas» porque en estos tiempos la gente necesita «agarrarse a algo» y las sectas son un «caldo de cultivo más propicio», explica Luis Santamaría del Río, sacerdote diocesano de Zamora y consultor para las sectas de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales, organismo perteneciente a la Conferencia Episcopal Española.

En España entre 300.000 y 400.000 personas pertenecen a alguna de las más de 350 sectas, “sin contar los grupos satánicos, las sectas del Islam, el sincretismo afroamericano o el vudú”. De éstas, algunas son consideradas “peligrosas” debido a su incidencia en el control psicológico de los individuos, “lo que comúnmente conocemos como lavado de cerebro” y la pérdida de libertad de la víctima, explica José Miguel Cuervas, vicepresidente de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico.

Sectas peligrosas

“Los Testigos de Jehová son una secta peligrosa”, advierte Diego Hidalgo, presidente de la asociación ‘Liberados’, que apoya a los «afectados» por este grupo religioso. «Manipulan a las personas y las esclavizan dentro de la organización con temores, con miedos… Las críticas están prohibidas, no hay derecho a opinar”, subraya.

“Yo tenía 16 años cuando conocí a los Testigos de Jehová”, cuenta Hidalgo, que acudió a esta organización, que tiene más de ocho millones de miembros en todo el mundo, tras quedarse huérfano. Más de treinta años después, decidió salirse por la “diferencia de impresiones de conocimiento”, ya que “la ideología y la enseñanza” de los Testigos de Jehová, “no cuadraban” con lo que él entendía y conocía de la Biblia.

Sobre su funcionamiento, Hidalgo asegura que los dirigentes de la organización “hacen que te integres en la secta y naturalmente se rompen relaciones con las amistades y con la familia que no pertenece a la secta. Ahora la secta es tu familia”. “El abandono [de la organización] es difícil, porque significa romper con todo. Toda mi vida había sido Testigo de Jehová y ya sabes que si lo abandonas no te hablará nadie, habrás perdido todas tus amistades, tus contactos… todo lo que has tenido durante esos años lo pierdes”, explica el presidente de ‘Liberados’.

Pablo Arias, sin embargo, rechaza que ‘los Kikos’ sea un grupo sectario. “El Camino es la Iglesia tradicional, no es una organización sino un itinerario de fe adulta. No es una secta. Si algo me ha dado la Iglesia es el pensamiento libre y la libre voluntad.”. Arias asegura que conoce a personas que al cabo de muchos años dejaron la organización y la fe, y que a pesar de eso sigue “teniendo comunicación con ellos”. “Es totalmente libre, no hay un control de la gente que está y no está. Tenemos listas organizativas para poder hablarnos, pero no hay un control”, explica.

Arias comenzó en el grupo religioso por sus padres, que se unieron al Camino hace más de 40 años. Allí ha conocido a sus amigos e incluso se ha casado con su mujer y ha tenido una hija. «Si mi hija de saliese del Camino, la primera reacción seria de decepción, pero conmigo mismo, pensando ‘¿qué he hecho mal?’ Si mis padres me lo han conseguido transmitir y yo sé que esto es bueno… me dolería no haber sabido explicárselo. Luego imagino que todo seguiría tan normal. Yo pienso que todo lo que pasa en la vida tiene un sentido y Dios lo permite», afirma.

«En el Camino Neocatecumenal todos nos conocemos; conoces el sufrimiento del otro. Nosotros hacemos la ‘celebración de la palabra’ una vez por semana, la eucaristía y una vez al mes convivencias. Yo tengo mi comunidad, en la que llevo más de 20 años, donde todos nos conocemos y sabemos por qué sufrimos: podemos llorar juntos y alegrarte con el otro», explica Pablo Arias. 

Contra estas formaciones, la Iglesia propuso más «formación» para prevenir y «acompañamiento» en las XXIV Jornadas para Delegados Episcopales y Directores de Secretariados de Relaciones Interconfesionales. Ante esto, Diego Hidalgo -que ha renegado de los Testigos de Jehova- asegura que a una persona que pensara en meterse a una secta «le diría que pasase primero un fin de semana conmigo y hablásemos. Le diría donde se está metiendo». «Los Testigos de Jehová han hecho un uso del cristianismo espurio, comercial… son cristianos falsos y perjudican al cristianismo en el que yo creo», recalca.

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