Arcéiz explicó que, a pesar de que la mayoría de sindicatos mostró su disposición a seguir negociando, la dirección consideró que la congelación salarial para 2009 y 2010 está lejos de la reducción de costes, por 25,8 millones de euros anuales, asignada a Figueruelas en el marco del plan de ahorro europeo.
Para los sindicatos, destacó Arcéiz, en esa cifra deben incluirse los esfuerzos que ya han hecho los trabajadores que han sufrido expedientes de regulación durante 2009, además de la congelación salarial de dos años.
Sin embargo, según el representante sindical de esta empresa con más de 7.000 empleados, la dirección no cuenta con esos esfuerzos previos y decidió romper la negociación, al creer insuficiente la congelación salarial de dos años e imposible avanzar hacia un pacto con los sindicatos sobre el convenio y la reestructuración.
Sobre este punto, añadió, la empresa advirtió a los sindicatos de que a partir de ahora será la autoridad laboral la que decida sobre los dos expedientes de regulación de empleo presentados, una postura que todos los sindicatos consideran una «amenaza».
Ante esta situación, agregó Arcéiz, no cabe otra salida que las medidas de presión, y los cuatro sindicatos que aceptaron conjuntamente negociar la reestructuración y el convenio colectivo, UGT, CCOO, Acumagme y USO, se reunirán este jueves individualmente para preparar un calendario de movilizaciones que intentarán consensuar en el comité de empresa, que se reunirá el viernes.
El secretario general de la sección sindical de UGT en Figueruelas, Pedro Bona, insistió en que en el plan de ahorro deben tenerse en cuenta los expedientes del año pasado y aseguró que los cuatro sindicatos coinciden «plenamente» en que lo máximo que pueden aportar ahora los empleados es su congelación salarial durante dos años.
Recalcó que la ruptura de las negociaciones no deja más camino que las movilizaciones, que para UGT tendrán que comenzar con paros para, si la empresa no reacciona, pasar a medidas «más fuertes».
Por su parte, la secretaria del comité, Ana Sánchez (CCOO), criticó que la empresa se levantase de la mesa de negociación y que haya «amenazado» con que será la autoridad laboral la que decida sobre los expedientes de regulación.
Para Sánchez, con esta postura la compañía está perdiendo la «oportunidad de oro» de cerrar la reestructuración, el plan de ahorro y el convenio, y ha pedido al Gobierno central que se mantenga «firme» en su postura de no dar avales a la empresa, si no hay acuerdo con los sindicatos, y al aragonés que no apruebe los expedientes sin pacto.
Ángel Arbonés, de USO, mostró su sorpresa por el cambio «de la noche a la mañana» que dio la empresa, que consideraba «indignante» la propuesta de los sindicatos, y ha coincidido con el resto de sindicatos en que ante la ruptura de la negociación se debe preparar e intentar consensuar un calendario de movilizaciones.
Por su parte, José Ignacio Sainz, de Acumagme, avanzó que el sindicato ya decidió que mantendrá la unidad de acción con UGT, CCOO y USO ante la ruptura de las conversaciones por parte de la empresa, que demostró su «falta de voluntad para negociar» y la única forma de «obligarle» a que reconduzca su postura, a su juicio, es mediante la movilización de los trabajadores.
En el comité hay otros dos sindicatos más, CGT y OSTA, que no participan en las negociaciones.