Branson manifestó en un comunicado que antes de conocerse el visto bueno del Departamento de Transporte «el Departamento de Justicia, que son los expertos en asuntos de competencia, pidió medidas estrictas para proteger el interés público, porque la alianza dañaría de manera flagrante a la competencia y a los consumidores».
«Millones de viajeros transatlánticos se verán afectados negativamente si la alianza recibe la aprobación final. En mi opinión, este borrador de decisión es una auténtica patada en los dientes para los consumidores, que serán quienes paguen el precio en los próximos años», dijo el empresario británico, acérrimo rival de British Airways.
Tras el visto bueno inicial, el Departamento de Transporte de Estados Unidos abrió un periodo de consultas de 60 días tras el cual deberá afirmar definitivamente si la alianza es legal de acuerdo con las leyes de garantía de la competencia.
Un portavoz de BA manifestó que «British Airways, American Airlines e Iberia planean operar un negocio conjunto entre América del Norte y Europa» y destacó que «tras la verificación del Departamento de Transporte, su cooperación más estrecha (…) beneficiará a los consumidores con más opciones de viaje».
Los viajeros, dijo este portavoz, tendrán también «horarios más a su medida, más oportunidades para ganar y gastar sus millas de viajero frecuente y más plazas en las tarifas más baratas».
«La aerolínea y sus cosolicitantes revisarán la orden provisional del Departamento de Transporte y responderán de acuerdo con el plazo establecido para los comentarios», añadió.
Las tres empresas anunciaron en 2008 su intención de formar una empresa mixta que operaría rutas entre Europa y América del Norte, manteniendo cada una de ellas su independencia jurídica.
Con esta «joint venture«, AA, BA e Iberia podrían crear una red que servirá a 443 destinos de 106 países con más de 6.200 vuelos.