jueves, mayo 2, 2024
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La autocomplacencia del Gobierno

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De la autocomplacencia líbranos, Señor. En agosto de 1934, Azaña recibió en Barcelona una comida-homenaje, a cuyos postres pronunció un discurso histórico. Terminó así: «Todo político debe llevar en su conciencia un antagonista incansable que le obligue a analizar sus actos y los someta a una crítica despiadada. Se me censura, como defecto del carácter, llevar siempre, sin ocultarlo, este riguroso acompañante; pero ésa es mi ventaja respecto a los demás» (Pedro Aparicio en el Diario Sur).

Mientras nuestro Rodríguez Zapatero acudía a la oratio, que no oración, pues rezaba en laico, eso sí, con citas del Deuteronomio sobre los jornaleros y el jornal, la Bolsa de Madrid se precipitaba 5,94 puntos abajo en un «Jueves Negro» y nuestro PIB había bajado el 3,5%. La preocupación por el paro se disparaba (CIS dixit) al 82,7%, la intención de voto bajaba al 36,2% frente al 40 del PP, y se ve que, presionado por la Unión Europea, incluido su comisario Almunia, convocaba de urgencia a sus turiferarios agentes sociales en una mesita en la que se les ve sonrientes ante una vaporosa propuesta de reforma del mercado laboral.

Los interlocutores sociales, sindicatos y patronal, daban ganas de llorar en su aparición televisiva pues no se habían enterado de nada, ni sabían exactamente en qué consistía la reforma, pues no era ninguna forma contractual nueva, que es lo que necesitan los empresarios para crear empleo, eso jamás, pero sí era la antigua que se ha revelado demoledora, pues es la que ha generado ya casi 6 millones de parados, digan lo que digan las mentiras de Corbacho. Lo más concreto es reducir de 40 a 33 días las indemnizaciones por despido, cuando se están pagando por el Fogasa realmente 20, pues más de 200.000 pequeños empresarios han cerrado en el 2009 por las bravas, sin dejar más que deudas y empleados sin pagar y 292 páginas de la web concursal (antigua suspensión de pagos) en la que más o menos a 20 empresas por página, habrá unas 6.000 en el 2009 y unas 200 en enero del 2010. Para hacernos una idea de lo que esto significa, en el 2005 hubo sólo 1.000, y éstas son las empresas serias que suspenden pagos conforme a la Ley.

¡Como para hacer ejercicios de autocomplacencia, como la que mostró Zapatero en TV cuando calificaba el acuerdo como el fin de la crisis! No sabe lo que se pesca y además ya nadie le cree, le ha crecido la nariz como a Pinocho y, como el boxeador que corre a lo largo del ring, esquivando las bofetadas del contrario, acabará en tierra de un solo trompazo. Trompa como la del elefante de Barceló en Caixa Fórum, que en un ejercicio de equilibrismo se sostiene inmenso sobre ella.

No se trata de ninguna broma, pero si seguimos así se romperá la unión monetaria europea. El profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini ha sido elocuente en Davos: «Grecia está en bancarrota» y España es una amenaza inminente para la zona euro, hasta el punto de que en dos años se podría producir la «ruptura de la unión monetaria». No sólo Grecia está en el ojo del huracán. España también constituye una amenaza inminente para la zona euro. Ambos países, España y Grecia, sufren fuertes desequilibrios fiscales y un agudo deterioro de competitividad en declive, añade. «El riesgo aumenta», hasta el punto de que «en uno o dos años podríamos asistir a la ruptura de la unión monetaria», alerta. «La zona del euro podría derivar en una bifurcación, con un centro fuerte y una débil periferia en la que algunos países podrían salir de la unión monetaria». El bloque de la moneda única se enfrenta así a su «primer gran test». El problema es que, si bien Grecia pudiera ser rescatada dado su escaso tamaño, España representa una amenaza mucho mayor para la zona euro, ya que es la cuarta economía más grande de la Unión y tiene la mayor tasa de desempleo y un sistema financiero que se debilita por momentos: «Si Grecia cae es un problema para la zona euro, pero si lo hace España es un desastre». Roubini describe el aumento del riesgo soberano como un «fenómeno nuevo» para las economías avanzadas, que complicará la recuperación económica tras sufrir la peor recesión mundial desde la Segunda Guerra Mundial.

Frente a tan negros presagios, el Gobierno se dedica, por ejemplo, a proponer la jubilación a los 67 años, además de aumentar los años de cotización, pero esto será útil dentro de diez años, cuando ya no queden empresas para cotizar y la deuda española no tenga crédito y en la que se apoya ahora Zapatero, para hacer cosas inútiles como el Plan E -pan para hoy pero hambre para mañana, porque, que yo sepa, las aceras no se pueden vender ni exportar-. En realidad hace lo que los faraones: pirámides para tener a la gente ocupada, o como los chinos con la Gran Muralla.

Los empresarios necesitan reformas estructurales del mercado laboral, que valientemente deberían simplemente anular las indemnizaciones y con ello el riesgo de no atreverse a coger personal y se crearían nuevas empresas, pues todo empresario quiere ganar dinero y no es ninguna ONG, pero las rigideces del mercado laboral, los tres millones de funcionarios, los empleos derivados de los contratos estatales, los subvencionados con el PER, los parados, los trabajadores de la Sanidad, han reducido a la auténtica sociedad civil a no más del 20% de la economía española, lo que hace imposible la recuperación, pues falta nervio, capacidad, I+D+i y financiación para hacerlo. Es decir, se trataría de tener un mercado con las mismas reglas de juego que EEUU, que por algo es la primera potencia del mundo. A ver si aprendemos a copiar bien lo que está siendo útil y dejamos de ampararnos en Papá Estado. Un país en el que más del 80% de los jóvenes no quieren ser empresarios no tiene futuro, pues vive en la autocomplacencia del panem et circenses.

* Presidente del Club Liberal Español

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