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Las secuelas de la traumática vida de Aisha

BEVERLY HILLS, CA - OCTOBER 08:  Bibi Aisha attends the Grossman Burn Foundation's "Art of Humanity" Gala at the SLS Hotel on October 8, 2010 in Beverly Hills, California.  (Photo by Arun Nevader/WireImage)

Bibi Aisha se convirtió en una cara conocida del escenario mundial tras ser la portada de la revista Time. Su cara reflejaba el dolor de la violencia contra las mujeres en Afganistán. La joven Aisha fue desfigurada por los talibanes cuando tenía 18 años, le amputaron la nariz y las orejas por escaparse de su marido.

A partir de ahí, su vida ha sufrido numerosos cambios. Aisha fue trasladada a Estados Unidos donde le reconstruyeron las facciones y volvió a sonreir, por lo menos parcialmente. Fue la fundación Grossman la que hizo posible la nueva vida de Aisha, pero el camino no ha sido fácil, ya que las secuelas por el brutal ataque que sufrió continúan ahí.

La historia de Aisha es cuanto menos escalofriante y así lo ha relatado en la CNN tras la culminación de la reconstrucción de su rostro. La joven relata como su familia era bastante pobre. Cuando la niña cumplió doce años su familia pactó un matrimonio con un talibán, que más tarde abusó física y psicológicamente de ella. Hasta tal punto, que Aisha era obligada a dormir en el establo con los animales.

A los 18 años, la joven decidió escapar del calvario pero la encontraron y le amputaron la nariz y las orejas, como castigo por su huida. "Cuando me cortaron la nariz y las orejas, me desmayé. En mitad de la noche sentía como si tuviera agua fría en mi nariz", explicó Aisha. "Abrí los ojos y ni siquiera podía ver con toda aquella sangre", le contó a la periodista de CNN, Atia Abawi.

Aisha, tras la amputación, fue abandonada en las montañas, afortunadamente consiguió llegar a casa de su abuelo. Su padre aterrado, la traslado a un puesto de ayuda de EEUU donde fue atendida. Tras la convalecencia, los americanos la trasladaron a un refugio secreto en Kabul, para mantenerla a salvo de sus verdugos y en 2010 la trasladaron a Estados Unidos.

Desde entonces, Aisha ha sido sometida a múltiples intervenciones para reconstruir su rostro. Físicamente se ha recuperado poco a poco, pero psicológicamente fue una experiencia tan duradera y traumática que la joven sufre altibajos en su estado de ánimo y a veces hasta crisis. Según publicaba el Daily Mail, Aisha sufrió un episodio de histeria en el que se lanzó al suelo y empezó a golpearse la cabeza, tirarse del pelo y mordiendo sus dedos. Al presenciar esa situación los cuidadores la proporcionaron ayuda psicológica.

Fue un periodo de adaptación difícil, pero ahora Aisha vive feliz en su nuevo hogar, Estados Unidos, lejos de las amenazas de su país y del maltrato talibán. Ahora es una joven de 22 años que adora los zapatos, se maquilla,  dibuja y sobre todo vuelve a sonreir.

Itziar de la Fuente