miércoles, mayo 1, 2024
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‘Un profeta’

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es un relato hecho en la cárcel, en la que entras de una manera y el tiempo dentro de ella te cambia… a peor. Es un lugar para la enseñanza, una especie de universidad del hampa. De eso se trata.

También es cierto que es una metáfora ya que la cárcel es una especie de decorado para contar cosas que pasan en la vida. El lugar simbólico, como si fuera un lugar significativo de las tensiones que se dan en el mundo libre.

El discurso es trepidante y es largo (2 h y 35 min.) El guión es fundamental para entender este relato de hechos invisibles que son vistos, poco a poco, para que tomen cuerpo y por eso recuerda de alguna manera esta película en algo a Celda 211 de Daniel Monzón y a Gomorra (2008) de Matteo Garrone. En enseñar como son o pueden ser las cosas.

Para que funcione, el director, con habilidad le da coherencia y credibilidad al proceso de transformación de un ladronzuelo hasta que se convierte en jefe de una banda, de su propia banda que no tiene que dar cuentas a ningún clan ni jefe mafioso.

Audiard juega con la dureza del relato, por las miradas que funcionan, por las situaciones que deben resolverse, la búsqueda de una mejor posición dentro de los clanes carcelarios.

Estos son vistos con toda su crudeza, primero los entendemos y después los espectadores lo vemos como se desmoronan. Todo gracias al protagonista que hace de narrador de los hechos y que al fin y al cabo los vive(los sufre). Todo gira alrededor de lo que está dentro de la cárcel y al mismo tiempo es lo que pasa fuera que tiene su reflejo.

Un profeta es una película de género…carcelario. Eso si se parece a una película del Oeste, un Western. Y para darle credibilidad a las situaciones los personajes no son Alain Delon, Jean Pierre Cassel o Lino Ventura.

Son actores desconocidos para que no haya identificaciones previas y el personaje protagonista, Malik El Djebena, (Tahar Rahim) es la pura contradicción que da fuerza y sentido al relato. Es un nuevo tipo de malo malísimo, no es un sicópata, parece casi buena gente. No es un duro, es un superviviente que está muy lejos de Scarface (1983) de Brian de Palma.

El lenguaje, la progresión de los hechos que pasan son absorbentes. La inclusión de un árabe en el mundo cerrado de los mafiosos corsos funciona muy bien como hilo conductor.

El enfrentamiento entre los musulmanes contra los que dominan el cotarro patibulario significa como inmersión a una realidad que reclama como vía principal del protagonista que no es nada más que un ladronzuelo, ni de uno ni de los otros se fijan en el joven. Como superviviente sobre todo lo que pasa nos enseña todas las variables.

es un líder que llega a ser un jefe gracias a que está en la cárcel. Consigue posición, reconocimiento y dinero gracias a esta situación contradictoria. Se aprovecha de las circunstancias. Este es el triunfo del guión y del tono en el que se va desarrollando la situación que hace que nos atrape, nos fascine y nos atrape. Todo es porque es una pura metáfora de la vida que nos enseña a palos.

(Un prophète)

De Jacques Audiard

Guión de Thomas Bidegain y A. Audiard basado en un argumento de Abdel Raouf Dafri y Nicolas Peufaillit.

Fotografía: Stéphane Fontaine

Intérpretes: Tahar Rahim, Niels Arestrup, Adel Bencherif,…

2009, Francia, 2h 35 min.

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