jueves, mayo 2, 2024
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La verdad sin demagogia

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La muerte, ahogados, de 15 inmigrantes subsaharianos que querían entrar ilegalmente en España a través de la frontera de Ceuta es el enésimo episodio de una tragedia que nadie sabe cómo detener. Las circunstancias en las que se produjo -intervención polémica de la Guardia Civil-, han enrarecido la situación. Enrarecida porque los  mandos políticos (ministro del Interior, director de la Benemérita, delegado del Gobierno) se han atrincherado en una versión de los hechos que ha sido desmentida por las imágenes difundidas por alguna televisión.

El asunto es serio y reclama un análisis serio. Una investigación   que debería anticiparse al requerimientos parlamentario. En el último año, los agentes de la Guardia Civil han salvado la vida a cerca de tres mil personas. Inmigrantes subsaharianos náufragos o a punto de naufragar que a bordo de embarcaciones muy precarias intentaban llegar a las costas españolas. Han sido, ya digo, miles de vidas salvadas. Con ese activo en su hoja de servicios resulta obvio señalar que, en  conjunto, la imagen de los agentes de este Cuerpo no tiene por qué salir dañada por el episodio de Ceuta. Pero el episodio debe ser esclarecido.

La investigación debería aportar luz acerca del operativo desarrollado ante el intento de entrada masiva de inmigrantes procedentes de Marruecos. Cuales fueron las órdenes y si contemplaban hacer uso de defensas antidisturbios: pelotas de goma, botes de humo, etc. Las imágenes vistas por la televisión dejan pocas dudas al respecto, pero debe ser una fuente oficial quien garantice que lo que hemos visto es lo que sucedió.

Al margen de los problemas de segunda lectura que permite el hecho: España (al igual que Italia y Grecia) como frontera sur de la UE, la falta de sensibilidad (y de presupuesto) por parte de Bruselas, la actuación de las mafias, etc, lo esencial, a mi juicio, es que estamos ante unos hechos graves por su propia naturaleza. La muerte de 15 personas no se puede zanjar con un simple parte de bajas consignadas a la fatalidad. Estamos ante un episodio que remite a la médula de la sensibilidad democrática: el respeto a los Derechos Humanos.

Puede que los agentes cumplieran con el protocolo marcado por las autoridades de Ceuta, pero, ¿por qué no permitieron la llegada de los inmigrantes a la playa para su posterior identificación e ingreso en el CETI a la espera de una orden de expulsión (judicial) visto que su entrada en España era ilegal? Creo que el Gobierno no supo reaccionar y optó por una respuesta de manual. Apoyo rutinario sin esperar a verificar lo ocurrido. No ha debido esperar a que la oposición -con el PSOE a la cabeza- reclame una comisión de investigación. Ahora el asunto se ha desbordado. Pese a todo, creo que aún estamos a tiempo para conocer la verdad sin caer en la demagogia.

Fermín Bocos

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