Ahora vuelve a la actualidad el caso de los Eres, la corrupción, presunta, instalada en la Junta de Andalucía durante años y afectando a distintos niveles de la administración autonómica, y muy probablemente a sindicatos, patronales, abogados, etc. en una trama facinerosa que pone en entredicho la gestión socialista de los últimos gobiernos regionales.
El PSOE suele aducir que llevó la denuncia ante la justicia, del mismo modo que el PP dice que es acusación particular en la trama Gürtel. Pero no nos engañan. Los socialistas deben dar explicaciones y actuar de forma contundente para aclarar ante la opinión pública lo que se oculta, de verdad, en lo que investiga la jueza del caso.
Y esto no es un asunto local, afecta a la credibilidad del señor Rubalcaba y del conjunto del PSOE: basta recordar que los dos últimos presidentes del PSOE han sido, a su vez, presidentes de la Junta de Andalucía, y Griñán, antes de presidirla, fue consejero muchos años. Por ello, y por la gravedad de los hechos, el silencio es inadmisible, y mucho menos, la discreta desviación de la atención.
Los socialistas deben dar explicaciones y actuar de forma contundente para aclarar ante la opinión pública lo que se oculta
Los votantes y los militantes del PSOE deben aguantar a diario la deriva de su proyecto y de su partido, junto a la debilidad política de sus líderes. Y ahora, para colmo, deben asistir a la falta de responsabilidad y de diligencia para resolver un caso palmario de corrupción que a cada paso salpica cada vez con mayor intensidad al conjunto de los dirigentes políticos de la institución y del partido. Urge una respuesta y una respuesta contundente.
Durante los últimos meses todo ha girado en torno a Bárcenas y la Gürtel ¿Es posible que quienes pedían explicaciones y medidas con tanta premura estuvieran ocultando su propia responsabilidad en un caso de corrupción?
Lo que pasa en este país es insoportable. Para rematar, la denuncia presentada hoy por la formación de Rosa Díez contra los directivos de Caja Madrid desvela los sueldos que se llevaban a casa unos señores que estaban quebrando la cuarta institución financiera del país. A 71 millones asciende el montante que cobraban unos pocos altos cargos entre 2007 y 2010. Ahí vuelven a aparecer nuestros amigos los partidos políticos y los sindicatos ¿Qué hacían en los consejos de control y de administración? Cobrar. Ellos también cobraban.
Unos robaban a espaldas de la Ley, como en Andalucía, y otros a cuenta de la legalidad institucional de la caja de ahorros, como en Madrid. Y ambos hundiendo la economía real y perjudicando al ciudadano, contribuyente y trabajador. Eso es lo peor.
Editorial Estrella