jueves, mayo 2, 2024
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La crisis y un correo electrónico

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A intempestivas horas del viernes por la noche, recibí un correo electrónico de un buen cliente y mejor amigo. Me relataba la difícil situación que está atravesando su empresa, dedicada a la distribución comercial y de la que es propietario único. Las previsiones que manejaba para lo que queda de 2012 eran verdaderamente aterradoras. Temía tener que despedir a varios de sus trabajadores, no sólo por el coste económico que esto tiene para una organización y para los posibles afectados, sino también por los psicológicos, variable que, en ocasiones, queda relegada a un segundo plano. Pero, sobre todo, me preguntaba cómo es posible que hayamos llegado a esta situación de declive económico. No veía el final del túnel ni la ansiada luz que muestra la salida.

No quise argumentar las razones que, en mi opinión, han generado esta crisis. Además, hay explicaciones para todos los gustos. Quise reconfortarle y transmitirle todo el ánimo posible que un correo electrónico permite enviar. Mientras hay vida, hay esperanza. Esta afirmación, producto de la sabiduría popular, sirve tanto para las personas como para las organizaciones. Pero no puede resistirme a realizarle una pregunta: «¿Cuál es el salario medio de tu empresa?».

El sábado, a primera hora de la mañana, recibí la contestación. Mi cliente y amigo, como tantos empresarios, trabajadores y desempleados de este país, no pudo conciliar el sueño. No comprendía el motivo de mi pregunta pero, aún así, se armó de honradez y me reconoció, tristemente, que los sueldos que pagaban eran bajos y que la mayoría de sus trabajadores apenas podía considerarse mileuristas.

Sin pretenderlo, acababa de señalar una de las causas que ha alimentado la crisis económica española: los bajos salarios. Intenté explicárselo con la mayor claridad y concreción. Cuando el sueldo de un trabajador es bajo y apenas le permite pagar su alquiler o hipoteca, el crédito del vehículo, comer y vestir sin grandes alharacas, es imposible que el consumo crezca. Y si los españoles no pueden comprar, las empresas jamás podrán vender. Es un círculo vicioso.

No quiero enjuiciar a mi cliente y amigo. Desconozco los motivos que le han llevado a adoptar una política de salarios bajos. Quiero pensar que no lo ha hecho por avaricia sino arrastrado por un entorno en donde contratar a alguien es casi una odisea homérica, cuyos costes sociales son desproporcionados y en el que las empresas encuentran problemas eternos a la hora de cobrar cualquier factura.

En la despedida de mi correo electrónico, le animé a que, si la perspectiva mejoraba y el flujo de efectivo volvía a entrar a la cuenta de la empresa, revisase al alza la política salarial de su empresa. No me cabe la menor duda de que sus trabajadores podrán consumir más y el flujo de efectivo producido por ese consumo, antes o después, retornará a su empresa. Si conseguimos esto, en el próximo correo electrónico que me envíe, tal vez me cuente que ha vuelto a conciliar el sueño.

Gorka Labarga-Estrella Digital

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Gorka Labarga

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