Al hilo de lo vivido estos días con la fijación desde Bruselas del déficit de nuestro país para el ejercicio presente en el 5,3%, en lugar del anunciado por D. Mariano Rajoy del 5,8%, se han comenzado a oír voces en nuestro país que vienen a decir que la elevación de la prima de riesgo española por encima de la italiana es la consecuencia de la mala actuación de nuestro gobierno en este asunto ya que al fin y al cabo el presidente italiano D. Mario Monti viene del sector de la economía y nuestro Presidente no deja de ser un registrador de la propiedad.
Muchas veces me he preguntado cuáles tendrían que ser los requisitos que debería cumplir la persona designada para ser el mandatario de cualquier nación, como la nuestra por ejemplo, y siempre he llegado a la conclusión de que con independencia de que tenga éstos o aquellos conocimientos o éstas o aquellas actitudes y aptitudes, lo primordial, ante todo, es que haya sido elegido en la urnas por la mayoría de ciudadanos del país de forma democrática, aunque sea para equivocación de los votantes. Creo que existen otros mecanismos para poner personas al frente de los gobiernos, pero hay quien denomina a esos gobiernos «gobiernos títere» en los cuales Alemania tiene una dilatada experiencia.
Y creo que ahí radica la principal diferencia entre el mandatario italiano y el español. El primero ha sido elegido en París y Berlín para gobernar Italia y el segundo en las urnas de nuestro país para llevar a cabo las tareas de gobierno.
Ya se sabe que las comparaciones son odiosas pero a éste que escribe le gusta pensar que cada país se debería labrar sus infortunios y sus logros por su propia voluntad y decisión y no por la imposición de voluntades ajenas al país y a sus ciudadanos.
Expuesto lo anterior y dejando ya aparte el corporativismo profesional de quien anteponga al Sr. Monti, cabe decir además y para más inri, que las políticas que van siguiendo ambos países son paralelas y que no son más que las que se fijan en Berlín y en Bruselas, como no puede ser de otra manera, siendo la diferencia la potencia económica de un país como Italia en comparación con la de la economía española.
Y además es conveniente indicar que lo que está sucediendo en España e Italia a la hora de dictar e imponer decisiones socioeconómicas y además en Italia también a la hora de establecer un presidente y un gobierno, son fruto del alejamiento de las instituciones europeas de los ciudadanos a los que supone que se deben y a los que se dirigen únicamente en demanda de fondos para mantener esos foros de cementerios de políticos que fueron ilustres en sus países de origen en otros tiempos y a los que hay que proteger con la ubre pública, ya que forman parte de la casta política, que son quienes nos han conducido a la situación en que nos encontramos.
Y yo me pregunto ¿es que en Bruselas no hay que hacer ninguna clase de recorte? ¿Quién vigila al vigilante?
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José Luis Martín Miralles