jueves, mayo 2, 2024
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Asfixiar Madrid

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Si el Ayuntamiento de Madrid no logra refinanciar una pequeña parte de su deuda (257 millones de euros de los 7.145 a que asciende su total), la capital de España encarará un año 2011 con los presupuestos más restrictivos de su historia, si se suma a las limitaciones impuestas por la crisis económica la insoportable merma que supondrá para la tesorería municipal el hecho de tener que disponer de la caja, asimismo exhausta.

Desde que el pasado mes de septiembre el Gobierno anunciara que solo permitiría endeudarse en 2011 a los Ayuntamientos que no tengan una deuda superior al 75% de sus ingresos (la de Madrid es del 159%), Alberto Ruiz-Gallardón viene pidiendo que se le permita renegociar esa mínima porción de 257 millones de euros que vence el 31 de diciembre. Rodríguez Zapatero le ha dicho que no en el curso de la entrevista celebrada este miércoles en la Moncloa, lo que va a representar una auténtica asfixia de las cuentas municipales.

Los recortes de gasto del Consistorio madrileño empezaron hace ya meses al reducirse las partidas de todas las Áreas de Gobierno y de los distritos, tal como la paralización de proyectos en marcha, disminución de las ayudas a la tercera edad, supresión de servicios varios y restricción de las asignaciones a las ONG. El retraso del pago a los proveedores alcanza ya el año. Algunas contratas como la de limpieza han amenazado con dejar de prestar el servicio ante la imposibilidad de seguir haciendo frente a las nóminas de sus trabajadores.

Es difícil dejar de pensar en las razones políticas de la negativa por parte del Presidente del Gobierno al Alcalde de Madrid. El próximo 22 de mayo se celebrarán en toda España elecciones locales, y la capital del Estado puede llegar a esa fecha con de unos servicios municipales bajo mínimos, desasistidos los ancianos, sin cobrar los proveedores y, en general, en una situación de descontento y malestar ciudadano que tan solo puede favorecer a la candidatura socialista.

Desde hace muchos años, Madrid es objeto de deseo preferente para el PSOE. Y hasta ahora, ni sus candidatos han dado la talla ni sus programas resultaron atractivos a los ciudadanos. El PP se ha impuesto repetidamente en el Ayuntamiento con mayoría absoluta, y cualquier analista puede sentenciar que la Casa de la Villa (hoy Cibeles) es un hueso muy duro de roer. La posibilidad de que Jaime Lissavetzky se hiciera con la vara de mando, encuentra en esta maniobra de cerco a las finanzas municipales un factor políticamente eficaz, aunque asaz perverso desde el punto y hora que los ciudadanos pueden sufrir en sus propias carnes el deterioro de los servicios, el impago a los proveedores y los consiguientes despidos de empleados que no puedan seguir recibiendo sus salarios.

La nada discutible decisión del Ejecutivo de «no hacer excepciones con Madrid» adolece de cierta legitimidad, habida cuenta de que la norma gubernamental sobre el endeudamiento de las Corporaciones locales se produjo cuando las perspectivas de los planes de refinanciación eran otras, menos tasadas en el tiempo, lo que equivaldría a haber cambiado el reglamento de juego a mitad del partido. No es, pues, de descartar que algún avispado asesor monclovita le soplase a Zapatero cuál es el único talón de Aquiles de Gallardón, quien de ninguna otra forma podría ser desalojado del Palacio de Comunicaciones. Y aun así.

Francisco Giménez-Alemán

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