No tengo por qué cuestionar si está bien o mal que cada futbolista del Real Madrid pueda embolsarse 350.000 euros por la Liga, 575.000 por la Liga de Campeones o 1.100.000 por el doblete, según acordaron en la anual ‘comida de las primas’ entre Florentino Pérez, sus hombres de confianza en el área deportiva -Jorge Valdano y Miguel Pardeza- y los capitanes Raúl, Guti, Casillas y Sergio Ramos.
Los futbolistas, y más aún los de un estatus tan privilegiado y elitista como son los del Madrid y los del Barcelona, son trabajadores que generan millonarios beneficios a las arcas del Madrid -el club ingresaría mas de 600 millones por la Champions- y otros ingresos colaterales a través de la publicidad, la mercadotecnia y ‘bolos’ muy bien cotizados por el prestigio que da el título de Liga. Es decir, los profesionales están en su perfecto derecho de pedir y el club de dar o denegar.
Pero en todos los casos nunca de la forma tan ostentosa que ha concedido Florentino a su plantilla. Porque que no es de recibo que en un club deportivo del señorío como el Real Madrid, que debe cuidar hasta el más mínimo detalle, se tuviera la peregrina ocurrencia de convocar y de difundir las imágenes a los periodistas de la ‘comida de las primas’ en unos momentos como los que atraviesa la economía del país.
Que se haya dado tanta publicidad a las supermillonarios primas de crisis galopante también puede afectar a su masa social, en la que por desgracia puede haber más de un madridista entre los más de cuatro millones de parados, esté inmerso en la incertidumbre de la jubilación o por la rebaja de su pensión.
Antonio Cubero