lunes, abril 29, 2024
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Una marcha del otro mundo

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El pasado 5 de mayo, mientras el Presidente AMLO celebraba la batalla de Puebla en Coahuila de Zaragoza, se llevó a cabo una manifestación de protesta organizada por la derecha bajo el auspicio de los ex Presidentes Fox y Calderón.

El contingente llegó a reunir de 8.000 a 12.000 manifestantes en su mejor momento de acuerdo a los reportes de la Secretaría de Seguridad pública de la Ciudad de México.
Aún cuando se autodenominaba la marcha del silencio se desarrolló con la usual estridencia.

Con el triunfo de la izquierda en México el 1 de Julio del año pasado inició una ofensiva ideológica por parte de los conservadores. En principio, podría explicarse como la reacción ante una derrota electoral, sin embargo, al paso de los meses lejos de atemperarse fue acrecentándose.

Las décadas de gobierno neoliberal no sólo destruyeron la economía del país, generaron diez súper millonarios y 60 millones de pobres, la mitad de ellos en pobreza alimentaria. La desigualdad descompuso el concepto mismo de sociedad. 

Al poner al Estado al servicio de una minoría rapaz, esta se concibió a sí misma como la totalidad de sociedad. La actividad política entonces, debe ser como ellos la conciben y para su beneficio; les desespera que las medidas tomadas por el gobierno de la república no salgan del recetario que por años les benefició y ahora se dirija hacia programas de atención universal y de manera directa.

Sin asumir el carácter de minoría del cual se habían librado merced a la usurpación y el fraude electoral, intentan dictar desde la prepotencia políticas públicas a las instituciones que ellos diseñaron para influenciar el poder. 
Ese mismo que detentaron enajenado, gracias a los pactos de gabinete, a las concertacesiones en lo oscurito y que ahora volvió al Pueblo a través de la primera elección legítima. 

Les desconcierta la popularidad de las medidas tomadas desde la presidencia de AMLO. Les desespera hasta el punto de sentirse apabullados y acosados en sus privilegios; intentan victimizarse: llaman a cesar el discurso de odio mientras hacen apología del magnicidio, claman por unidad, entendida como el silencio a su depredación y el olvido ante sus crímenes mientras desinforman con campañas de miedo, convocan al desorden y coquetean con el golpismo. 

Cacarean el éxito de la marcha, porque para ellos fue un éxito aunque sustituyeran las imágenes por las de la marcha contra la inseguridad del 2008 para afirmarlo. 
Sus voceros iracundos desde las redes no lograron transformar los “me gusta” en manifestantes, porque “la gente humilde”, los otros, aquellos quienes no son emprendedores y blancos, estamos cegados y no vemos el mundo como ellos se lo inventaron y la vida que deberíamos en su imaginación vivir.

Ariel Maldonado Leza

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