miércoles, mayo 1, 2024
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La precariedad en la seguridad española

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Barracones prefabricados, chalecos obsoletos, vehículos envejecidos, escasez de munición y unas pésimas condiciones salariales. Estas son las condiciones que viven los miles de guardias civiles, policías nacionales y municipales que cada día se encargan de velar por la seguridad de los españoles en un estado de alerta nivel cuatro por ataque terrorista. Aunque tal vez lo más alarmante de todas las deficiencias sea la falta de personal que sufren las tres instituciones y que deriva an bajas por estrés, ansiedad e incluso en suicidios, como ya han denunciado varias asociaciones del Instituto Armado. El problema radica como en la mayoría de los casos en la falta de financiación e inversión. 

«Desde hace años venimos sufriendo una falta de medios materiales para la prestación del servicio bastante considerables», denuncia Ángel Ramírez, portavoz de la Asociación Escala de Suboficiales de la Guardia Civil. «No se ha apostado por la Seguridad y eso se nota en la falta de medios», apostilla Ramón Cossío, portavoz del SUP. De todos modos, la precariedad laboral es sustituida por el amor a su profesión y por el sentido de responsabilidad que tienen cada uno de los agentes. Por este motivo, no es extraño que muchos de ellos doblen turnos con la pertinente pérdida en materia de conciliación laboral, una reivindicación histórica del gremio. 

Unas instalaciones obsoletas

Entre todas las deficiencias que sufren la Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Municipal hay una que destaca por encima de todas al ser compartida por los tres cuerpos y por su importancia a la hora de desarrollar sus respectivas funciones. En concreto, son las instalaciones de las comisarías, comandancias y otros edificios pertenecientes al gremio las que hace bastantes años sufren un gran deterioro sin que las autoridades pertinentes arreglen la situación. En el Instituto Armado hay un ejemplo que escenifica a la perfección las pésimas condiciones de trabajo en la que trabajan los agentes. Este ejemplo es la comandancia de Ceuta, la cual data de los años 30 y sólo ha sido reformado y parcheada a lo largo del tiempo. 

Tal vez, en este sentido el cuerpo más perjudicado es la Policía Municipal de Madrid donde son varias las unidades de distrito que tienen su sede en barracones prefabricados en los cuales en invierno se filtra el frío por sus numerosas grietas y en verano el plástico lo convierte en un invernadero. Además, las duchas de muchas de estas instalaciones «tercermundistas» están deterioradas, atascadas e incluso precintadas. 

Otra de las deficiencias compartidas por los tres cuerpos de seguridad es la falta de equipamiento y la ausencia de medios materiales. Ninguno de los sindicatos más representativos de estas instituciones entienden porqué en un nivel de alerta cuatro por ataque terrorista no están dotados de medios suficientes para repeler estos atentados yihadistas. La principal demanda es la dotación de armas largas. En la Policía Municipal de Madrid no existen y en la Policía Nacional son insuficientes, según el CSIT y el SUP, respectivamente. En ambas centrales tienen la sensación de que mientras que los terroristas atacan con armamento casi de guerra ellos lo hacen con tirachinas. 

Pero no sólo las armas largas son las peticiones de los cuerpos de seguridad. También reclaman un armamento intermedio que repela ataques y agresiones sin causar grandes daños en el agresor, pero que a su vez si salvaguarde su propia integridad física. Por este motivo, creen que es necesario la utilización de pistolas 'taser en muchas de las actuaciones que llevan a cabo día a día. Pero una vez más, las administraciones vuelven a mirar hacía otro lado ante los deseos y necesidades de los agentes. 

Un chaleco adaptado e intransferible

Por último, en el apartado de peticiones los tres cuerpos de seguridad han solicitado algo imprescindible en su día a día, un chaleco antibalas personalizado. Tanto el Instituto Armado, como la Policía Nacional y Municipal creen que cada agente ha de tener un chaleco adaptado a sus necesidades y a sus características fisiológicas. Los casos más especiales son los de las mujeres que por su propia anatomía tienen muy complicado encontrar una protección que se adapte a ellas. Además, también reclaman un chaleco por cada agente porque en la actualidad en muchas unidades y comandancias han de compartir esta protección básica para el desarrollo normal de su profesión.

«Faltan chalecos de dotación femeninos y aquellos 'unisex' que existen de dotación de Unidad no guardan las medidas antropométricas y las condiciones higiénicas adecuadas, usándose de forma continuada por los agentes según van saliendo a prestar el servicio, teniéndolos que utilizar con el sudor dejado por el anterior compañero», afirma Ramírez. «Desde hace años venimos sufriendo una falta de medios materiales para la prestación del servicio bastante considerables, teniendo que realizar el trabajo con vehículos que sobrepasan los 500.000 kilómetros y más de quince años de antigüedad, dando una imagen de precariedad absoluta. Las Casas-Cuartel están descuidadas y la mayoría de los pabellones en un estado bastante lamentable», prosigue Ramírez. 

Los sueldos, la única diferencia

Hasta el momento, las reivindicaciones y las peticiones de los tres cuerpos de seguridad siguen una misma línea y es raro encontrar alguna discordancia entre ellos, pero es a la hora de hablar de retribuciones salariales cuando aparecen las discrepancias. En este tema, la Policía Municipal de Madrid no ha ejercido una gran presión. Son la Policía Nacional y la Guardia Civil los más activos. De hecho, muchas asociaciones del Instituto Armado denuncian tener un trato distinto y desfavorable al que recibe la Policía Nacional. 

«En estos presupuestos generales, aún contando la Guardia Civil con 10.000 efectivos más que la Policía, ésta se lleva alrededor de 260 millones de euros más que la Benemérita repartidos en diferentes bloques, siendo notorias las diferencias en personal, medios materiales, productividades, acción social e incluso en las subvenciones que se otorgan a los sindicatos de la Policía con respecto de las asociaciones profesionales que llegan incluso a doblar el porcentaje a percibir», explica Ramírez. En este sentido, Cossío prefiere no entrar en polémicas y afirmar estar centrado únicamente en la mejora de la seguridad y de las condiciones de su cuerpo.

En resumidas cuentas, la seguridad española no pasa por su mejor momento justo ahora que el país vive en un alerta terrorista constante. De todos modos, las centrales sindicales llaman a la calma porque aunque afirman sufrir una falta de medios alarmante también dicen tener un personal altamente cualificado y perfectamente preparado para cualquier tipo de situación crítica. 

Carlos Lospitao

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