El enrocamiento en el “no es no”de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy se desvanece. El exsecretario general del PSOE no tiene claro ahora qué votará en la próxima investidura del candidato popular. La abstención de los socialistas se da por hecho y su antiguo líder se ve en la disyuntiva de mantener su postura de negativa a un gobierno del Partido Popular o acatar la disciplina de partido, según aseguran fuentes próximas.
Sánchez, que se ha ido “a descansar” a Estados Unidos tras su derrocamiento, pierde apoyos entre sus afines, a la vez que los gana la posición de la gestora, que trabaja por la abstención con todos y cada uno de los líderes territoriales. El nuevo máximo dirigente del PSOE, Javier Fernández, prefiere convencer a los barones de forma individual para llevarles a su terreno, una fórmula mucho más cómoda que en un Consejo Territorial en el que las aguas no están calmadas del todo, tal y como aseguran fuentes socialistas cercanas a la gestora.
Y, de hecho, le está funcionando. Algunos dirigentes socialistas que hasta ahora defendían el “no” a Rajoy están virando hacia la abstención mientras miran de reojo las encuestas que pronostican que los socialistas no llegarían ni a 80 escaños en caso de que se repitieran las elecciones. “Se ha convertido en una abstención por convencimiento”, explican las mismas fuentes.
Además, muchos de los que se opusieron a esta postura ya han dicho públicamente que terminarán haciendo lo que decida el Comité Federal, con lo que la abstención aglutinará a los convencidos y a los obligados, quién sabe si entre ellos el propio Sánchez.
Aunque es posible que al exsecretario general ya se le pasara esa opción por la cabeza en la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy, el pasado 3 de septiembre, tal y como indicó Felipe González. El expresidente del Gobierno dijo en una entrevista radiofónica que Sánchez le había asegurado que se abstendría en la segunda votación, aunque finalmente no lo hizo. En esos momentos, entre votación y votación, los diputados socialistas esperaban órdenes de la dirección del partido pero Pedro Sánchez no apareció, según confirman fuentes del Grupo Socialista en el Congreso.
En estos momentos, los diputados socialistas, que son los que ejecutarán la decisión del Comité Federal, siguen capitaneados por un portavoz colocado por Pedro Sánchez -ante la incredulidad de los afines al anterior secretario general. Antonio Hernando ha conseguido capear la tempestad y, según indican fuentes socialistas, fue uno de los primeros en descolgarse del ‘núcleo duro’ de Sánchez y acercarse a las posiciones de los críticos. Los otros dos portavoces Parlamentarios, Óscar López en el Senado e Iratxe García en el Parlamento Europeo, se mantuvieron leales a sus posiciones y dijeron “no” al ofrecimiento de la gestora de permanecer en sus puestos.
“Somos un partido intervenido”
Los más próximos al exsecretario general se lamen las heridas tras el “duro golpe” que les asestó el Comité Federal del pasado 1 de octubre. Califican de “desastre” la situación que vive en partido y aseguran que la gestora “no está calibrando la magnitud de lo que hicieron y de lo que van a hacer”, en referencia al coste que tendrá la inminente abstención que permitirá gobernar a Rajoy. “Está todo sustentado en que el paso del tiempo amortiguará las consecuencias de una abstención”, pero los fieles a Sánchez y del “no” a Rajoy no las tienen todas consigo.
Además, aseguran que el derrocamiento de Sánchez y su Ejecutiva fue un golpe orquestado con medios internos y externos, del que también han formado parte poderes económicos y mediáticos. “Resulta curioso que los dos grandes grupos de televisión defendieran la misma posición y que los editoriales de todos los periódicos coincidieran en la misma idea”, apuntan fuentes de la ejecutiva de Sánchez. “Somos un partido intervenido”, concluyen.
Paula Pérez Cava