El etarra Mikel Ibáñez ha salido este miércoles de la prisión donostiarra de Martutene, donde cumplía una condena de 27 años por colaborar en el asesinato del empresario Francisco Javier Zabaleta en 1988, al agravarse su estado de salud dos meses después de que la Audiencia Nacional ordenara su reingreso en la cárcel.
Así lo han indicado fuentes penitenciarias, que han señalado que desde que reingresara en Martutene el pasado 10 de agosto, el estado de salud de Ibáñez Oteiza -que padece una enfermedad terminal- se ha agravado, llegando incluso a estar hospitalizado al sufrir un infarto. Entregado por Francia en 2008, Ibáñez estaba desde entonces en prisión atenuada en su domicilio, hasta que el pasado 15 de julio la sección segunda de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional dictó una providencia en la que acordó, a instancias de la Fiscalía, su ingreso en prisión de forma «inmediata».
El tribunal adoptó esa decisión «habiendo sido valorada recientemente la situación médica del condenado por el médico forense, que no ha apreciado «razones médicas que justifiquen una medida excepcional de mantenimiento» como la de la «prisión provisional (domiciliada)». Pese a que la sala ordenó su «inmediato ingreso» en prisión, el condenado se encontraba hospitalizado en ese momento, situación que recoge otra providencia del tribunal dictada el 21 de julio mediante un escrito de su defensa y en la que acordaba que dicha medida cautelar fuera efectiva cuando el etarra fuese sea dado de alta en el centro hospitalario.
En una tercera providencia, el pasado 10 de agosto el tribunal recordó a la prisión de Martutene que en cuanto Ibañez fuera dado de alta debía entrar en la cárcel, algo que sucedió ese mismo día, cuando el etarra ingresó «voluntariamente» en el centro penitenciario. La defensa del condenado presentó así un escrito pidiendo la suspensión de la medida adoptada, aunque la Audiencia Nacional confirmó el ingreso en prisión de Ibáñez al considerar que «ya no es una persona postrada por la enfermedad».
La Audiencia Nacional condenó en mayo de 2009 a Ibáñez Oteiza por facilitar a los tres miembros del «comando Eibar» que llevaron a cabo el asesinato información sobre las costumbres y horarios de Zabaleta, una sentencia que fue confirmada por el Tribunal Supremo el pasado mes de abril.
Después de los hechos, el terrorista huyó a Uruguay, país que le extraditó en 1994 por otra causa de la que fue absuelto y finalmente fue entregado a España en 2008 por Francia.