Después del Real Decreto de medidas urgentes (recortes económicos y subida de impuestos) aprobado el pasado 30 de diciembre, la reforma laboral ha sido una de las medidas de Rajoy que más expectación ha levantado. Este viernes, el Ejecutivo al completo -a excepción del ministro de Educación, José Ignacio Wert- ha discutido y ha aprobado una nueva normativa sobre el mercado laboral, para unos necesaria, y para otros insuficiente para solucionar el drama del paro en el que está inmerso nuestro país.
Ya lo dijo este miércoles, en el Congreso de los Diputados, Mariano Rajoy: «La situación no puede ser más grave». Según el presidente, la tasa de desempleo, que actualmente se sitúa en el 22,9%, empeorará durante el 2012. Y por este motivo, Rajoy considera imprescindible abordar el tema de raíz y reformar el mercado laboral, de tal forma que comencemos a ser más competitivos. «España necesita una profunda reforma que favorezca la creación de empleo», dijo el presidente. Palabras que en el Hemiciclo fueron contestadas por IU y el PSOE. «La reforma laboral no creará empleo», dijo el nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien apuntó que lo «verdaderamente» necesario para crear más puestos de trabajo es el crédito.
La opinión del Gobierno sobre esta nueva medida también es dispar. Mientras la escueta y poco concreta versión oficial sigue siendo que la nueva reforma laboral será «amplia y profunda, a la vez que útil y equilibrada», los micrófonos indiscretos siguen lanzando más luz al respecto. Primero fue Rajoy, cuando en Bruselas reconoció al primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, que la nueva norma le iba a «costar una huelga general». Y este jueves le ha tocado el turno al ministro de Economía, Luis de Guindos, que ha dicho al vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, que la reforma laboral que aprobará el Gobierno este viernes será «extremadamente agresiva», introducirá más flexibilidad en la negociación colectiva y reducirá el coste del despido.
«Mañana (por este viernes) aprobamos la reforma del mercado laboral y va a ver que será extremadamente agresiva, con mucha flexibilidad en la negociación colectiva y reducimos la indemnización por despido», le ha dicho De Guindos a Rehn al inicio del Eurogrupo sin ser consciente de que las cámaras estaban captando sus palabras. Palabras que a continuación él mismo ha intentado suavizar cuando se ha dirigido directamente a la prensa: «Es una reforma laboral completa, que yo creo que va a la raíz de los problemas del mercado laboral español».
Es probable que este viernes, algún miembro del Gobierno salga al rescate del titular de Economía por esta controvertida declaración, como ya ocurrió en su momento con Rajoy, cuando la ministra de Empleo, Fátima Báñez, tuvo que corregir al presidente y aclarar que «la reforma laboral será buena para todos». Pero, ¿en qué quedamos?, ¿una reforma laboral buena para todos o excesivamente agresiva?. Opiniones contradictorias, que como este miércoles apuntó Rubalcaba en el Parlamento, pueden generar desconfianza.