Israel eleva a 900 la cifra de muertos en Gaza en el día más sangriento de la ofensiva
El barrio de Sheij Aylin, en la periferia de Gaza ciudad, fue escenario en la mañana de este domingo de un encarnizado combate terrestre, cuando milicianos de Hamas y de otros grupos armados hicieron frente a tropas israelíes de infantería que penetraron en el área. Tras retirarse los soldados israelíes, que recibieron el apoyo de una columna de vehículos blindados, las ambulancias recogieron de las calles los cadáveres de doce combatientes palestinos.
Seis civiles perdieron la vida en el bombardeo de su vivienda en Beit Lahia, en el norte de Gaza, y seis más lo hicieron en distintos ataques en otros puntos de la franja. Testigos informaron que entre las víctimas del barrio de Tal el-Hawa, en la capital de Gaza, figuran dos niños. Otros cinco civiles perdieron la vida por el disparo de un tanque contra dos viviendas de Yebalia, en el norte del territorio.
La aviación israelí comenzó sus operaciones con bombardeos aéreos contra unos sesenta blancos, entre los que figuró una mezquita de la localidad de Rafah, en el sur de la franja, que según el Ejercito de Israel era utilizada por los grupos armados como arsenal. La zona fue de nuevo bombardeada por la tarde para destruir túneles con el vecino Egipto que los grupos armados utilizan para aprovisionarse de armas, munición y elementos para sus cohetes.
También fue bombardeada la vivienda de Ahmed Yabri, el jefe del brazo armado de Hamas -las Brigadas de Ezedín Al-Kasam-, que como el resto de lideres del movimiento islamista pasaron a la clandestinidad al iniciarse la ofensiva israelí. Otros blancos fueron los ministerios de Cultura y de Asuntos para las Mujeres, que resultaron destruidos.
Objetivos cercanos
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ordenó en la mañana de este domingo que prosiga la ofensiva y aseguró que "se acercan" los "objetivos" que su país se ha marcado en la franja.
Olmert precisó que "hemos tenido logros impresionantes en la operación contra la organizaciones terroristas" pero que "hace falta más paciencia, determinación y valentía" para alcanzar la meta de "cambiar la realidad de seguridad en el sur" de Israel. "No debemos echar a perder en el último minuto el esfuerzo nacional sin precedentes que se ha logrado de restaurar el espíritu de unidad del pueblo de Israel. Los israelíes, principalmente los del sur, deben tener la paciencia y la voluntad para ello", agregó.
El primer ministro israelí hizo esta declaración en Jerusalén después de que altos mandos militares citados por algunos medios pidieran al Gobierno que decida entre negociar un alto al fuego o lanzar la "tercera fase" de la ofensiva, con la movilización de más infantería para reforzar las operaciones terrestres en Gaza.
Esos altos mandos del Ejército advirtieron de que las fuerzas israelíes que ya han entrado en Gaza no pueden quedarse eternamente en la franja a la espera de una decisión porque se convierten en blanco estático para las milicias palestinas; "no pueden quedarse de pie y esperar. Necesitan moverse", explicó un oficial.
La petición del generalato israelí no cayó en saco roto y de este modo emisoras de radio locales recogían en la noche de este domingo el anuncio de un portavoz militar de que el Ejército había comenzado a movilizar a reservistas para dar inicio a la "tercera fase", que presumiblemente incluirá la entrada en los núcleos urbanos más densamente poblados en busca de milicianos casa por casa.