domingo, abril 28, 2024
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Adiós a Carlos Larrañaga y Bernardo Bonezzi

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El azar ha querido que el jueves 30 nos dejaran más solos dos personajes que, cada uno a su manera, están en la historia cultural de España. Y el azar ha hecho también que esta despedida tuviera banda sonora. Podría ser la de la serie “Farmacia de guardia”, o podría ser la del viaje místico por los anillos de Saturno, el espacio exterior, Perú, el Tíbet, la isla de Pascua, Borneo o Groenlandia.

Groenlandia, al fin y al cabo, fue el éxito más reconocido de Bernardo Bonezzi, músico y compositor fallecido a los cuarenta y ocho años, que creó la banda de la mítica serie de Mercero, en la que era galán indiscutible, al modo de la televisión de las últimas décadas, el actor Carlos Larrañaga, que ha fallecido por una enfermedad coronaria que no pudo superar.

Se entrecruzan los destinos de nuestros astros, pero todos nos llevan a una cierta desolación a los mortales; a quienes careciendo de las virtudes creativas de los genios de la música, la pantalla pequeña, el cine, la literatura o la pintura , hemos podido gozar de la excelencia de su arte y de la extraordinaria magnitud de su quehacer profesional.

Bernardo Bonezzi dio vida, mucho antes de imaginarlo, cuando apenas contaba trece años de edad, a la banda sonora original de una de las etapas más prestigiosas de la cultura urbana española del siglo XX: la llamada Movida madrileña, un acontecimiento sólo comprensible, más allá de prejuicios y actitudes preconcebidas, desde la perspectiva de quienes tuvieron la fortuna de vivirla, y de vivir para contarlo.

La Movida supuso la ruptura cultural e intelectual con el modelo de expresión cultural que agonizaba en las postrimerías del franquismo; puso contra las cuerdas no sólo el discurso cultural oficial, sino que también se llevó por delante la que ya se mostraba de forma cansina como la visión no menos oficial de la expresión artística de la izquierda y la progresía. Bonezzi, con aquella ingenua canción o Radio Futura con su no menos ingenua proclama de amor por la moda juvenil, sentenciaron la modernidad de aquel entonces y nos entregaron la visión posmoderna que la nueva democracia, especialmente la municipal, necesitaba para, al menos en eso, hacer una ruptura de verdad con los paradigmas de la dictadura.

Larrañaga era, por el contrario, un digno representante de lo mejor que ha producido el teatro español, pues fue en la escena donde este hijo de la actriz María Fernanda Ladrón de Guevara, hermano de actriz, Amparo Rivelles, y padre de actrices y actores, alcanzó el conocimiento interpretativo que lo lanzaría al reconocimiento nacional. Aunque el cine y más allá, la televisión, culminaron su ascensión al estrellato indiscutible, sobre todo, con la comedia costumbrista “Farmacia de guardia”, donde compartió cartel con Concha Cuetos, a las órdenes de Antonio Mercero.

Bonezzi y Larrañaga representan, cada uno a su manera, un reflejo especial del talento que nuestra cultura puede llegar a producir incluso en los momentos más difíciles, en las adversidades o en los climas de conflictividad o de silencio impuesto.

Bernardo Bonezzi triunfó también en su madurez: lo acredita el Goya conseguido por la composición de la banda sonora de “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto”, de Díaz Yanes. Pero ambos están unidos por la música, familiar y alegre, de aquella magnifica serie que nos retrataba, capítulo a capítulo, a los pobres hombres y mujeres españoles que asistimos a la demostración de ese talento original desde la humilde butaca del espectador o, por extensión, desde la pista de baile cuando se pinchan los “hits” de lo que ya es un pasado que nunca volverá.

Buen viaje, amigos.

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