sábado, abril 27, 2024
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La Traviata visita la Gran Vía madrileña

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Estará en el Teatro Compac Gran Vía desde el miércoles 8 hasta el 12 de febrero, con la compañía Estudio Lírico cuya dirección general corre a cargo de Belkys Domínguez.

La Traviata, de Verdi y Piave, se basa al igual que otras muchas óperas en una obra literaria anterior, en este caso, la Dama de las Camelias de Alejandro Dumas hijo, antes novela (1848), y más tarde obra teatral. Sus protagonistas literarios fueron Marguerite Gautier y Armand Duval, nombre con las mismas iniciales de su creador, A.D.,  Alexandre Dumas, quien quiso figurar en cierto modo en la novela, parece que en homenaje a la mujer que la inspiró. Sin embargo, la historia dice que el comportamiento del escritor no fue el más adecuado para un enamorado, y no precisamente por la intervención de su padre como figura en la ficción, sino por alejarse de ella al avanzar su enfermedad, la terrible tuberculosis que segó tantas vidas a lo largo de la Historia y que en el siglo XIX era ya conocida con su nombre actual.

Porque la Dama de las Camelias existió en la realidad. Tuvo una vida lamentablemente muy corta (1824-1847). Su nombre era Rose-Alphonsine Plessis, y ella lo cambió a “du Plessis” queriendo dar brillo noble a su apellido, más acorde con la sociedad mundana en que se movía, frecuentada por escritores, artistas y personajes de la alta burguesía o de la misma nobleza. Tras una infancia desgraciada llegó a Paris en 1839, y su vida empezó a cambiar cuando conoció al conde de Guiche, futuro duque de Gramont, que fue uno de sus primeros  protectores. Se ocupó de darle una educación que incluía hablar correctamente francés, literatura, piano y buenos modales, pero la familia del aristócrata intervino y éste se vio obligado a abandonarla (por cierto, su título de duque de Gramont recuerda también muy de cerca el apellido de Alfredo Germont, el Alfredo de La Traviata). Otros amantes vinieron después, pero el que llegó a tener mayor significación  en su vida fue el conde de Perregaux, al que conoció en 1841; compró para ella una mansión en Bougival que tuvo que dejar, casi arruinado, y partir para Londres con el fin de normalizar sus finanzas. Ella conoció algún tiempo más tarde al embajador ruso, Ernst von Stackelberg, quien la colmó de regalos y agasajos convirtiéndose en su protector; algunos estudiosos señalan que el embajador había perdido a una hija por la misma enfermedad que tenía Marie, y esto justificaba su interés. Lo cierto es que la llevó a vivir en una lujosa mansión en el centro de París donde ella recibía a toda su corte de amigos, y celebraba cenas y reuniones en las que se encontraban Dumas padre, Musset, y Sue, entre otras personalidades. En 1844 conoció a Alexandre Dumas hijo, y su relación fue bastante turbulenta, finalizando un año después. Aún tuvo otro amante, también una celebridad, Franz Listz.

Frecuentemente se la veía con un ramo de camelias, en el teatro, en otros lugares públicos. Llegó a ser la cortesana mejor pagada de París, pero no era la única; la sociedad de mediados del XIX hasta el fin del Segundo Imperio sabía de la función de estas mujeres cuya compañía resultaba, en tantos casos, más grata para los caballeros que la de sus propias esposas; eran mujeres capaces de hablar de otros temas que no fueran los domésticos, y de beber, jugar y divertirse con ellos, logrando una complicidad íntima que no encontraban en sus hogares.

Ya enferma de gravedad, el conde de Perregaux la convirtió en su esposa, lo cual no recoge la ficción, pero en cambio da una dimensión aún más romántica a la historia de nuestra protagonista. Perregaux se mantuvo a su lado hasta que falleció; sólo dos personas, su marido y su antiguo protector Ernst von Stackelberg, acompañaron su féretro hasta el cementerio, como reflejó el propio Dumas hijo en su sentida elegía M.D., (Péchés de Jeunesse, 1947).

La ópera se estrenó  el 6 de marzo de 1853 en La Fenice de Venecia, con otros nombres para los protagonistas que tampoco son los nombres con los que figuran en la novela, al parecer para evadir los derechos de autor. Y así Marguerite Gautier se convirtió en Violetta Valéry, y Armand Duval en Alfredo Germont.

Durante estos días en el Compac, “Violetta” será María Ruiz y Johana Simón; “Alfredo”, Moisés Molín y Pablo Rossi; “Giorgio Germont”, Carlos Andrade y Ulises Fuentes , y “Flora”, Gleysi Lobillo y Zori Zlatova. La Orquesta Filarmónica del Mediterráneo estará dirigida por Alejandro Jassan, y la dirección escénica correrá a cargo de Jesús Cordón. Nuestro aplauso para todos ellos.

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