domingo, abril 28, 2024
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Diciembre marcó tendencia

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La noche de San Ambrosio, (víspera de mi santo que como suponen es la Inmaculada) tradicionalmente se inaugura la temporada de ópera en la Scala de Milán. Todo lo que allí se cocina y presenta tiene su influencia posterior.

Este año se representó Don Giovanni de Mozart. En una de las  escenas finales  el Comendador vuelve del otro mundo para reconvenir al pérfido Don Juan. Robert Carsen, director de escena logró que se nos apareciera a todos ya que el solemne parlamento lo realizó desde el llamado Palco Real del teatro, que en Italia como saben es Republicano. Allí entre los Jefes de Estado y Gobierno, el Comendador ocupó el lugar que inevitablemente el futuro reserva a la cultura.

La representación tenía una cuidada austeridad, sin duda buscada y lograda. Alejada de los ampulosos montajes y acercándose a la calidad y sencillez. Barenboim dirigía y el sueco Peter Mattei componía un Don Giovanni creíble, así como Bryn Terfel asumía su papel del criado del seductor (Leporello) al que le ha llevado su edad. Hay que recordar que Terfel interpretó muchas veces a Don Juan.

Me pareció o quise apreciar una tendencia hacia una cultura más básica, austera y de calidad que marcaba distancias con el “show business” que ha imperado últimamente.

Mientras tanto en este mismo mes se podía disfrutar en el Auditorio Nacional de Madrid, de un maravilloso y emocionante concierto de Navidad a cargo de la Orquesta de Cámara de España con el Coro de la Universidad Politécnica de Madrid que impresionó a cuantos tuvimos la suerte de asistir. No estamos hablando de agrupaciones que tienen asegurada una gran repercusión mediática en sus actuaciones y sin embargo producen idénticas sensaciones y satisfacciones.

Estos ejemplos son los que me hacen pensar que estamos en un cambio de tendencias que no debe ser necesariamente negativo.

Los medios de comunicación deberemos realizar nuestra autocrítica ya que durante este mes también hemos comprobado que en el Real que la Orquesta de Valencia se mostraba superior a su famoso director, el cual por otro lado constituía el principal reclamo publicitario de los conciertos o que en el Teatro de la Zarzuela se representa con gran éxito de público y sin especiales apoyos mediáticos: “Los Sobrinos del Capitán Grant”.

Está claro que los recortes económicos afectarán al espectáculo, pero no deben perjudicar a la cultura. Ahora más que nunca esta va a ser necesaria. Sería un gravísimo error desconocer este hecho en pleno cambio de modelo de sociedad. No estoy hablando exclusivamente de nuestro país. Por eso he empezado por la Scala, donde me ha parecido que así ya lo han entendido.

 

 

 

 

 

 

Concha Carbajo para Estrella Digital

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