miércoles, mayo 1, 2024
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La Fundación María Teresa Ealy Díaz, bastión de apoyo en la lucha de Karla contra el maltrato

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En el corazón de Guanajuato, Celaya se ha convertido en el escenario de una historia de lucha y resiliencia. Karla (nombre ficticio para proteger su identidad) ha enfrentado un calvario de violencia física, emocional y económica a manos de su expareja. A pesar de sus continuas denuncias, las autoridades han dejado su caso en la sombra, forzándola a buscar refugio y apoyo en la Fundación María Teresa Ealy Díaz.

Karla, cuya vida y la de sus hijos penden de un hilo, relata su experiencia con las autoridades de Celaya, describiéndolas como ineficaces y negligentes. «Ya no sólo sufrimos la violencia del agresor, el castigo y desprecio social, sino que las autoridades y los procesos lentos son aun más devastadores», comparte Karla, evidenciando la falta de protección y el ciclo de revictimización que sufre.

Su historia es una cruzada contra un sistema que, en palabras de Karla, la criminaliza mientras da voz y derechos a su agresor. «Tu agresor te agrede, lo denuncias y él tiene todos los derechos. Aun así, te piden encontrarlo para que le notifiquen que no paga los alimentos de los niños, pero él te denuncia y tú eres ‘inculpada, delincuente, criminal’, eres lo peor, y ponen mil excusas y palabras legales rimbombantes que te llenan de terror, y te dicen mentirosa y que no grites, aunque no estés gritando ni mintiendo”, lamenta con una mezcla de dolor y miedo.

El agresor, de origen español, conoció a Karla en España, donde iniciaron su relación y tuvieron tres hijos. A pesar de tener antecedentes penales en su país natal por violencia doméstica y maltrato, logró manipular a Karla para mudarse a México, donde las agresiones escalaron a niveles alarmantes.

Karla buscó ayuda en varios frentes, incluyendo la embajada española en México y el Instituto Nacional de la Mujer en Celaya. Sin embargo, se encontró con barreras burocráticas y falta de recursos legales y económicos. «Me dijeron que la defensoría pública no es mala, pero que tienen demasiados casos y no le ponen la dedicación necesaria a cada uno», recuerda Karla, destacando la desesperación y el miedo que la acosan.

A pesar de las medidas provisionales dictadas por una jueza de lo Familiar, el agresor sigue sin acatarlas, dejando a Karla y sus hijos en una situación de vulnerabilidad. La falta de acción por parte de las autoridades ha exacerbado la situación, ignorando el riesgo inminente en el que se encuentra la víctima y sus hijos.

En diciembre, un rayo de esperanza llegó a través de Instagram. La abogada María Teresa Ealy Díaz respondió al llamado de Karla, ofreciéndole apoyo a través de su fundación. Con la asistencia legal de la abogada, Karla ha podido continuar su proceso legal, aunque el miedo a las represalias sigue presente.

«La masacre de un proceso legal para una víctima de violencia es aún más violencia, día y noche, noche y día», confiesa Karla, quien, a pesar de todo, sigue luchando incansablemente por su libertad y la de sus hijos. La historia de Karla es un testimonio de la lucha constante de muchas mujeres que enfrentan sistemas que las ignoran y agresores que no cesan. Su historia no solo refleja el dolor y la frustración, sino también la valentía y la determinación de buscar justicia y un futuro mejor para ella y sus hijos.

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