El considerado ‘partido más bonito del año’, al menos dentro de nuestras fronteras, ha dado esta vez más juego en las redes sociales que todas las meteduras de pata de Mariló Montero y las ‘burradas’ que se dicen en Sálvame juntas.
Los pitos al himno y al Rey ya parecen algo normal, sin la menor importancia, comparado con los que se han llevado los comentaristas de Telecinco y los que ha recibido Ana, ‘la mujer de rosa’, pese a que todavía nadie sabía que era la esposa de Ángel María Villar (si no se habría llevado incluso más), y hasta su acompañante, la que dicen los memes que era Florentino Pérez intentando pasar desapercibido en el palco del Calderón.
A Carreño ya le comparan en las redes con Nico Abad, lo cual deja bien a las claras la animadversión que parece sentir ya el populacho a su forma de comentar los partidos (no hay un motero en España que aplauda la del comentarista del Mundial de motociclismo).
Su última frase, con la que intentó resumir el gran esfuerzo realizado por los jugadores del Barcelona, «han ganado sufriendo como perros», no parece haber gustado lo más mínimo. Teniendo en cuenta que el perro es el mejor amigo del hombre, o al menos eso dicen, una no entiende el por qué se meten con el periodista por comparar a Messi y compañía con un foxterrier, bulldog, doberman o salchichas.
¿No hubiera sido peor ‘bellacos’ o, directamente, ‘auténticos cabrones’? Claro que, de haberlo hecho, a estas alturas Carreño estaría en caza y captura, después de haberle pedido consejo a El Dioni para salir del país.
La frasecita en sí no fue sino la guinda a una crítica generalizada en la que se recordaron todos sus comentarios, en general, sus meteduras de pata, sus bromas o su falta de objetividad en ciertos momentos, que le llevaron a ser ‘trendic topic’ durante buena parte del partido.
Su compañero de retransmisión, Kiko Narváez, tampoco parece que vaya a lograr nunca el título de hijo adoptivo del país catalán después de afirmar, momentos antes de darle el Rey Felipe VI la Copa a Iniesta, eso de «ahora no pitan, ahora celebran».
Al gaditano, como a la mayoría de personas que tienen educación, no le gustó eso de que la gran mayoría de la afición culé intentara batir un récord de decibelios pitando al himno y al monarca, y no pudo contenerse al ver al albaceteño levantar el trofeo al cielo madrileño. Su sinceridad le hizo granjearse tanto amigos como enemigos en las redes. Ya quisieran a estas horas la misma ‘división de opiniones’ Carreño o Nico Abad. Para estos dos el pulgar siempre es para abajo.
Casi tanto como para la ‘mujer de rosa’ y su acompañante femenina en el palco, la que hizo que Ada Colau, que estaba delante de ella, pareciera en comparación una mezcla de Charlize Theron y Scarlett Johansson.
Villar le debería decir a su santa esposa que para echar una cabezadita mejor que se quede en casa, donde seguro que iba a dormir mucho más cómoda, y a los de protocolo o los que organizaran la ubicación de personalidades en el palco, habría que mostrarles, una vez tras otra, en bucle, el mítico ‘Un, dos, tres’ de Chicho Ibáñez Serrador. Allí, éste se encargaba de que las que se sentaran en las filas que más iban a aparecer en pantalla fueran las más guapas que hubiera en esos momentos en el plató.
Así nadie confundiría a esa respetable señora, la compañera de la ‘mujer de rosa’, con el presidente del Real Madrid, ni con los orcos de El señor de los anillos, ni con el Jabba el Hutt de la saga de ‘La guerra de las galaxias’. Las redes son tan crueles como los pitos del Fondo Norte del Calderón el domingo. Lo del ‘pito, pito, gorgorito…’ era hasta simpático. Lo de intentar convertir en millonario al inventor del pito, como si fuera el del ‘chupa-chups’, es ya ir demasiado lejos. Seamos serios.
La mosca