miércoles, mayo 1, 2024
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El fondo y la forma

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Vaya por delante que me parece exagerada la polémica suscitada por el hecho de que Carolina Bescansa decidiera llevarse a su hijo a la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados. Sinceramente, no creo que nadie deba llevarse las manos a la cabeza por que una madre decida acudir a su escaño con su hijo y amamantarlo en el hemiciclo.

Cosa distinta es la intencionalidad del hecho. Y su eficacia.

Según confesaron tanto Carolina Bescansa como su partido, lo que pretendían con el gesto era “llevar lo que hay en la calle a las instituciones” y “favorecer que estas tareas dejen de ser un asunto privado que las mujeres tienen que resolver por su cuenta en la invisibilidad”.

Aquí ya entramos en la eterna discusión entre las formas y el fondo.

Lo primero no deja de ser un mantra muy del gusto de la formación de Pablo Iglesias: como si hasta su llegada al Congreso hubieran habitado aquellas paredes una suerte de amebas y no personas de carne y hueso que, con sus errores y aciertos, alcanzaron a promover los marcos normativos que han posibilitado la construcción del Estado del Bienestar, las ayudas a la dependencia, la lucha contra la violencia machista, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo. Cosa distinta es que la gestión del actual Gobierno haya golpeado sin piedad todos estos grandes avances de la sociedad española, pero algunos nos hemos batido el cobre para ir dando pasos a favor de una sociedad más igual, más abierta, más cohesionada y más integradora.

Algunos nos hemos batido el cobre para ir dando pasos a favor de una sociedad más igual, más abierta, más cohesionada y más integradora

En cuanto a lo segundo, no es el partido de Iglesias –en realidad, ningún partido– el que debe decidir cómo enfoca una mujer su maternidad: lo que compete a las fuerzas políticas es impulsar todas las medidas que hagan posible que una madre encuentre las mayores facilidades para serlo. Y aunque se ha avanzado, es mucho, muchísimo lo que queda por avanzar, tanto en facilidades para conciliar vida familiar y laboral –de ambos, no solo de las madres, con demasiada frecuencia se da por sentado que son las mujeres las que tienen que conciliar y no sus parejas– como en otros ámbitos, singularmente en igualdad salarial, una brecha vergonzante que no hemos logrado atajar.

La cuestión, para mí, la verdadera cuestión no estriba por tanto en una foto o en visibilizar un problema: en el caso concreto que nos ocupa, el Congreso tiene guardería desde el año 2006, por tanto cualquier madre puede dejar a su hijo en estas instalaciones y acudir a dar el pecho si así lo desea.

La cuestión estriba en el fondo. ¿Qué es lo primordial para un diputado? ¿Visibilizar un problema? ¿O hacer el trabajo para el que ha sido elegido y promover los cambios normativos necesarios para atajar ese problema? Es decir, ¿ponerle cara a un problema o ponerle normativamente solución? Como diputados, como representantes democráticamente elegidos de los ciudadanos, lo primero no deja de tener su importancia, pero lo segundo es crucial y es la razón de ser de nuestro trabajo.

Sinceramente, Iglesias y los diputados de su formación deben empezar a asumir que el Congreso es algo más que la casta estereotipada que han venido pregonando: es el lugar en que se moldea la realidad a base de un trabajo a veces prolijo, poco vistoso y, últimamente, muy denostado, pero en el que se ve la pasta de que está hecha cada diputado y cada formación política. Y Podemos hasta ahora solo ha hecho gala de voluntad de bloqueo.

Lo hemos visto estos días con la conformación de la mesa del Congreso y el acuerdo para la elección de Patxi López como presidente. Lejos de participar en el mismo, Iglesias y los suyos han tratado de obstaculizarlo poniendo como condición sine qua non la comisión de un fraude de ley –la creación de cuatro grupos parlamentarios diferentes– que le resolviera el atolladero en que se metieron al comprometerse a ello al cerrar las coaliciones electorales con sus socios nacionalistas.

Pregonan el cambio, pero lo hacen imposible a base de líneas rojas de imposible cumplimiento. Decían que traían soluciones a la Cámara, pero solo les hemos visto poner trabas…

José Blanco

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