Pocas situaciones de la vida real son capaces de superar las parodias del inolvidable Gila, ya que él era un experto en la exageración para provocar las risas de unas situaciones imaginarias que muy inteligentemente las llevaba al límite de lo absurdo.
Los más entraditos en edad recordarán aquella historia al teléfono que más o menos, y cito de memoria, decía: “Señorita, me pone con los Estados Unidos… con todos no, con uno… no sé el numero, sé el color, con la Casa Blanca… Buenos días, ¿está el encargado?…
Han transcurrido muchos años y ha tenido que ser precisamente un sujeto tan pintoresco como el gorila Maguila el responsable de hacerme revivir esta historia de Gila rescatada de las profundidades de mi recuerdos. El nombramiento que hizo Maguila antes de morir supera al mismísimo Gila: “Dejo Encargado de Venezuela a Nicolás Maduro…”. Y partir de ese momento el clan de gorilas se quedaron con el título de “encargado” divulgándolo, para cachondeo mundial, en todos los medios internacionales.
Han sido demasiados años soportando a un gorila terco, necio, patoso, inculto y torpe, aparte de seboso y grotesco
Parece como si el tiempo se hubiera detenido en Venezuela, como si se hubieran descolgado del progreso, como si este clan de primates que domina la sociedad bolivariana no se enterara que hoy en día ya no se utiliza el martillo ni la hoz para progresar, hoy el mundo se mueve con ideas liberales y desde luego con herramientas más productivas.
Es normal la influencia que ha tenido Maguila en la sociedad Bolivariana, han sido demasiados años soportando a un gorila terco, necio, patoso, inculto y torpe, aparte de seboso y grotesco. Todo lo que ha rodeado al Gorila ha sido un circo mediático, empezando por el “Aló Presidente”, continuando con sus clases magistrales hasta sus disertaciones. Vamos, una pesadilla patética hasta que le llegó la hora de descansar en paz. ¿O son los venezolanos los que van a descansar?
Pero tranquilos que la función no ha terminado, tomen asientos porque sólo ha sido un intermedio, ahora va a comenzar la primera escena del segundo acto de Nicolás Maduro. Un nuevo “prota”, con bigote moruno incluido, que ya ha advertido literalmente que él es el hijo de Maguila. A gorila muerto, gorila puesto y todos los monos cocoteros brincando de alegría. Así que tranquilos que me temo vamos a poder disfrutar de unas cuantas monadas más. Ya saben, aunque el gorila se vista de chándal, gorila se queda.
Por cierto, que nadie se burle que en el siglo XXI un gorila pueda gobernar un país porque aquí tuvimos un Idiota y lo volvimos a repetir.
Así lo pienso y así lo digo.
Juan Vte. Santacreu – en Twitter @JVSantacreu – Estrella Digital
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Juan Vicente Santacreu