Concretamente, Santander dispone de activos en Estados Unidos a través del Sovereign de 68.773 millones de dólares, mientras que BBVA cuenta con activos en el país a través de Compass por importe de 64.134 millones de dólares.
«Sería absurdo que se aplicara este impuesto a Santander y BBVA» porque estos bancos no sólo no han recibido dinero público, sino que además su modelo de negocio no tiene nada que ver con la banca de inversión a la que va dirigida la medida, explicó el director de Ventas de IG Markets, Miguel Freijo.
A su parecer, el mensaje de Obama va dirigido principalmente a entidades que han recibido apoyos estatales y que, tras acelerar su devolución en el ejercicio 2009, ahora se plantean otra vez repartir bonus a los directivos.
«El impuesto está pensado para entidades del tipo Goldman Sachs, Merrill Lynch o Morgan Stanley, la banca de inversión que originó la crisis con su asunción de riesgos y la comercialización de hipotecas ‘subprime’ y que no tiene «nada que ver» con la banca comercial que practican las entidades españolas en Estados Unidos.
En el mismo sentido, Nuria Álvarez, de Renta 4, explicó que la medida, al ir encaminada a recuperar las ayudas invertidas por los contribuyentes de Estados Unidos en el rescate del sector financiero norteamericano, podría afectar exclusivamente a los bancos radicados en este país.
La propuesta, aún por concretar, debe pasar los trámites del Congreso, y que aunque ambos bancos tienen volumen de activos suficientes para que se les aplicara el tributo su solidez de balance y comportamiento durante la crisis financiera podría eximirles de pagar dicho impuesto.
Evitar que el coste recaiga en el cliente
Desde Atlas Capital, Ignacio Cantos apuntó además a la posibilidad de que los bancos afectados por el futuro impuesto repercutan el coste a los clientes, por lo que incidió en la necesidad de que las autoridades estadounidenses establezcan mecanismos para evitarlo.
Sería «paradójico» que al final los clientes pagaran dos veces a los bancos, primero sosteniendo los planes de rescate a través de sus impuestos, y luego soportando el aumento de las comisiones que les apliquen los bancos afectados por el tributo, explicó.
Asimismo, Cantos recalcó que algunas entidades ya han devuelto parte o la totalidad de las ayudas concedidas por el Estado con el consiguiente pago de intereses, por lo que el impuesto supondría gravar a las entidades dos veces por el mismo concepto.
La medida, que será puesta en marcha a partir del próximo 30 de junio, afectará previsiblemente a unas cincuenta entidades y se espera que permita recaudar unos 90.000 millones de dólares durante los diez próximos años.
Concretamente, Obama propondrá a los legisladores un gravamen especial durante al menos los diez próximos años a las mayores y más apalancadas entidades financieras que operan en el país para recuperar «cada centavo» gastado por los contribuyentes en el rescate del sector, que, según los últimos cálculos del Gobierno asciende a 117.000 millones de dólares (80.840 millones de euros).