viernes, marzo 29, 2024
- Publicidad -

Tragedia y drama en Haití

No te pierdas...

No es lo mismo la tragedia que el drama, como brillantemente disecciona Leonardo Sciascia, pero en Haití se conjugan las dos. Primero, el terremoto, la tragedia no achacable a los hombres y a su mundo de normas, que asola un país maldito y lo convierte en un doloroso y destruido cementerio. Luego, el drama, que Haití viene padeciendo desde antaño, sumida en la violencia, la corrupción y el mal uso del esfuerzo internacional y de sus ciudadanos. El drama, con la consecuencia de la miseria, la falta de estructuras e instituciones serias, hace que, como estamos viendo estos días, las consecuencias de la tragedia sean aún más escalofriantes.

Ahora se trata de evitar que el doloroso impacto de lo que allí está ocurriendo se convierta en estupefacción, es decir, que impida la reacción necesaria. Gobiernos, organismos internacionales y millones de personas acuden, cada uno como puede, en ayuda de los haitianos que, en su drama, deben ver, esta vez sí estupefactos, que se especula con la salida del país de su presidente por supuestos motivos de seguridad. La ayuda, que debe ser adecuada a las necesidades, precisa tanta rapidez como coordinación, lo que no parece fácil. Pero se necesita más.

En este caso es Chesterton el que distingue entre filantropía y simpatía. La primera lleva a lamentar el sufrimiento. La segunda a sufrir con el sufrimiento de otros. La simpatía va más allá del socorro inmediato y no excluye la política. No podemos evitar los terremotos, pero sí que Haití siga siendo un estado fallido, corrupto y violento, en el que ya desde antaño ni se respetan los derechos ni se usa la ayuda para lo que debe usarse. El que sea el país más pobre de América no es una tragedia, es un drama.

Germán Yanke

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -