«Ahora me encuentro en casa. Digo la verdad: estoy como cuando tenía 18 años y me divertía como un loco con un balón entre los pies. Éste es el mejor momento de mi vida, afirma Ronaldinho, quien asegura que es mejor, incluso, que el que pasó en el club español.
«Hemos cambiado el modo de jugar y yo me encuentro mejor. Somos muy ofensivos. Yo estoy en la izquierda y me he acostumbrado a moverme. El Milán, por la actitud y el deseo de ir a menudo a por el uno contra uno, me recuerda al Barcelona, agrega.
El futbolista asegura que tres son sus objetivos para esta campaña, por este orden: ganar la Liga italiana y la de Campeones; hacer máximos goleadores del campeonato a su compatriota Pato y al italiano Marco Borriello con sus asistencias, y divertir a la gente que lo quiere.
«Y además querría conocer a Barack Obama, alguien que está cambiando el mundo. Tengo la espinita de no haber visto de cerca a Juan Pablo II, el Papa. Pero veo a menudo al papá…, comenta Ronaldinho entre risas.
Y ese papá, explica, no es otro que el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, propietario de un Milán que, según Ronaldinho, puede lograr esta temporada el doblete con la Liga de Campeones y el «Scudetto».