Los números de Andrés Iniesta esta temporada no dicen gran cosa. El ‘héroe de Sudáfrica’ solo ha marcado un gol y ha repartido cuatro asistencias en lo que va de curso, pero cada vez crece más en el nuevo rol que tiene en la plantilla. El año pasado sus cifras también fueron discretas, puesto que sumó tres tantos y ocho asistencias.
El ‘crack’ de Fuentealbilla nunca fue un goleador, pero en los años anteriores sí destacó por su capacidad para dar el último pase. En cambio, con la marcha de Xavi, el centrocampista ha tenido que tomar mucha más responsabilidad en la distribución del juego.
El año pasado tuvo un gran bajón, cuando Luis Enrique decidió dejar al de Terrasa durante toda la temporada en el banquillo. Iniesta pareció durante muchos partidos un futbolista totalmente intranscendente porque Messi, Neymar y Suárez se llevaban todo el protagonismo, pero un año después el manchego se las ha apañado para encontrar su hueco. Ha entendido que no tiene que imitar a Xavi y ha encontrado su estilo propio a la hora de dar salida al balón desde atrás.
Este domingo en la final de la Copa del Rey, el ‘8’ barcelonista la aguantó mejor que nadie. Tiró de repertorio para sortear a los sevillistas con ruletas y cambios de ritmo imposibles, pero lo más importante es que rompió líneas con cada uno de sus pases. Messi fue el asistente en los dos tantos del Barça, pero él fue el que dio el penúltimo pase en todas las jugadas, ese que desordenaba por completo a los hispalenses y permitía a sus compañeros jugar en superioridad.
Rejuvenecido física y mentalmente
Además, el futbolista que ha estado en los últimos siete años en el mejor once de la FIFA también destacó por su rigor defensivo. Con la expulsión de Mascherano y la lesión de Suárez, Luis Enrique apostó por un 4-4-1 en el que él se movió como un pivote defensivo más y nunca perdió el sitio. Asimismo, el físico le acompaña a pesar de que acaba de cumplir 32 años y en los últimos minutos de la prórroga se le veía con la cabeza muy fresca para buscar a sus compañeros.
Sin embargo, la metamorfosis de Iniesta o su resurgir no solo se debe a cuestiones futbolísticas. El futbolista español con más títulos de la historia del fútbol ha recuperado su mentalidad ganadora. El hambre a veces desaparece durante un tiempo en carreras tan largas y exitosas, pero el albaceteño ha reaccionado para volver a interpretar el papel de protagonista. Sus lágrimas en el autobús del Barça, tras la eliminación de la Champions en el Calderón lo dicen todo. Todavía juega para ganar lo que nadie ha ganado. Y tiene muchísimas opciones de superar a Ryan Giggs, pero no le hará falta jugar hasta los 41 años para ello, aunque también tendrá que competir con su compañero Dani Alves.
Por suerte para los españoles, llega a la Eurocopa en un momento de forma excepcional y hace soñar a todos con revalidar la corona continental. Asimismo, otros grandes pilares del equipo como son Piqué y Sergio Ramos también han crecido muchísimo en la parte final de la temporada. El central barcelonista no estuvo nada bien el año pasado, mientras que el de Camas dejaba sensaciones muy pobres hace pocos meses. Todos vuelven a estar concienciados de que hay que llegar bien al verano para rendir con ‘la Roja’, para que no ocurra lo mismo que en el Mundial de Brasil, cuando los seleccionados llegaron fundidos físicamente. La única gran incógnita que tiene el grupo es que con las ausencias de Villa y Xavi todavía no se han encontrado dos futbolistas que tomen el rol de actores principales.
Felipe Poza